María en nuestra salvación


Los tres niños de Fátima se entusiasmaron cuando oyeron por primera vez esta jaculatoria dirigida a la Virgen: ¡Dulce Corazón de María, sé mi salvación! Después, la repetían constantemente. ¿Estaban acertados? ¿No exageraban? ¿Hay alguien que pueda salvarnos si no es Jesucristo? Entonces, ¿qué papel juega María en el negocio de nuestra salvación?...
Empezamos por decir que en la Iglesia siempre ha existido la convicción de que María juega un papel importante en la reconciliación de los pecadores con Dios. Y la Iglesia, guiada siempre por el Espíritu Santo en su fe, no se equivoca cuando llama a María Refugio de pecadores, y Madre de la reconciliación.
Cuando oímos alguna conversión ruidosa, inmediatamente nos preguntamos: ¿Y no estará escondida aquí la Virgen de una manara u otra?... Es lo que le ocurrió a un sacerdote, cuya relación tengo aquí a la vista, y que la reproduzco al pie de la letra tomada de un libro. Oigamos el caso con todos los detalles.
* Era el amanecer de un domingo. Tenía que salir a celebrar la Misa en una iglesia algo alejada, y se me presenta una joven pidiéndome un favor con urgencia:
- Venga pronto a mi casa. Un tío mío está muriendo. Muy alejado de Dios, hace más de veintiséis años que no se confiesa, y además no quiere ni ver a los sacerdotes. Vea, Padre, de hacer algo usted.
Me quedé helado. Si no podía ni ver al sacerdote en su casa, ¿qué iba a hacer yo allí? Y así fue. Apenas entré, contesta malhumorado a mi saludo:
- ¿Que cómo estoy? ¡Bien!... Y sepa que aquí no tiene usted nada que hacer.



No perdí la calma. Me contenté con responderle amable:
- Bien, Don Juan. He venido porque su sobrina me ha dicho que usted se encuentra mal y quizá podría yo ayudarle a acercarse a Dios en estos momentos.
- Si alguna cosa tengo que decirle a Dios, ya se la diré a El, y no a usted.
- Bueno, bueno... No quería molestarle. Rezaré por usted. Quede usted con Dios.
Antes de marcharme, y disimuladamente, le dejé debajo de la almohada un escapulario del Corazón de María, que llevaba impresa la jaculatoria: ¡Dulce Corazón de María, sé mi salvación! Lo había llevado expresamente, ante lo difícil que se presentaba el problema. Celebro la Misa, y al llegar a la casa me dan el encargo: Ha vuelto aquella señorita diciendo que regrese pronto a ver al enfermo. Lo hice, y me recibe el agonizante de la mejor manera. Un cambio brusco del todo, de modo que me dice:
- Sí, Padre. Veo que me llega el fin, y quiero morir en la gracia de Dios.
Se confiesa después de tantos años como me habían dicho en la familia, recibe la Comunión y la Unción Sagrada, y se queda en una paz admirable.
Yo me dije entonces a mí mismo: ¿Es esto obra del escapulario que le he escondido debajo de la almohada? No, aquí algo más que la fuerza de un signo material. Así, que le pregunté:
- Oiga, y aunque haya vivido tan alejado de Dios, ¿no ha practicado ninguna devoción a la Virgen?
El enfermo me responde rápido:
- ¡Eso sí, Padre! Mi madre me pidió antes de morir que rezase cada día a mi Madre del Cielo las tres avemarías, y no las he dejado nunca.
Tuve bastante. Allí estaba el secreto. Era imposible que se perdiera un alma que cada día elevaba a la Virgen estas palabras: Ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. El bueno de Don Juan se iba al Cielo al cabo de muy poco rato, reconciliado con Dios por la intercesión de María, Refugio de pecadores... (Ocurrido al mismo autor de este Programa)
Esto, lo que cuenta el sacerdote. Nosotros, discurrimos ahora con la Palabra de Dios en la mano y vemos que María es llamada LA MUJER en tres momentos cruciales de la Historia de la Salvación.
- En el paraíso, cuando Dios hace la primera promesa del Redentor: Pongo enemistades entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya. Así, la Madre del Redentor será enemiga mortal del demonio.
- Al pie de la Cruz, recibe María el encargo: Mujer, ahí tienes a tu hijo. De este modo, María era declarada por Jesús Madre de los pecadores redimidos.
- En el Apocalipsis, durante la última etapa de la Salvación, María es presentada como la Mujer, imagen de la Iglesia, con el dragón que se retuerce impotente ante sus pies.
¿No sabemos leer esta Palabra de Dios? ¿No entendemos estos signos? María, la MUJER de la Biblia, la Segunda Eva, posee una maternidad espiritual por la cual encierra dentro de su Corazón a todos los redimidos con la Sangre de Jesús, el Nuevo Adán, restaurador del desastre cometido por el Adán primero con la colaboración tan activa de la Eva, la mujer primera.
Por eso encontramos en María a nuestra mejor aliada en la lucha contra Satanás, que quiere perdernos. Acudir a María es tener asegurada la salvación merecida por

La historia de Diana Milagros, la niña que hizo honor a su nombre

El médico quiso que su madre Mari la abortara advirtiéndole: «Mira, estás perdiendo el tiempo. Este embarazo no pasará de los dos meses, y si llegara a término puede tener un resultado muy malo y verte con un niño en silla de ruedas, o con taras importantes. ¿Es que acaso crees en los milagros?»

Mari estuvo a punto de morir y tuvo cuatro abortos naturales. Acudió a un médico que le recomendó una inseminación artificial y vasectomizar a su marido. Pero ella ya estaba encinta. El médico la recomendó diana4820_diana_milagros.jpgabortar, pero decidió seguir adelante. Y su hija Diana Milagros (en la fotografia de la derecha),nació hace dos días, el 14 de octubre. Mari tiene ahora 30 años. Se casó hace 5. Hace 4 años se operó de una reducción de estómago (pesaba 150Kg), y estuvo realmente al borde de la muerte, ingresada en la UVI durante 6 semanas y saliendo adelante por un milagro con una lentísima recuperación.

(María Rosa de Cárdenas/ ReL) Con gran ilusión, a los 20 meses de operarse quedó embarazada, pero perdió al niño a los dos meses de gestación. Volvió a quedar embarazada otras tres veces, pero ninguna de estas gestaciones pasó del segundo mes.

Angustiada y deseosa de tener familia, fue a consultar con su médico de la Seguridad Social. Tras varios estudios, le informaron de que los espermatozoides del marido eran deficitarios, y de que no podrían tener hijos pues el resultado sería siempre el mismo. La propuesta del médico fue la inseminación artificial con un donante anónimo. Tras sopesar los pros y los contras, decidieron aceptar la propuesta y entrar en el programa de reproducción asistida de la Maternidad donde la atendían en Madrid. El primer paso fue la vasectomía para esterilizar al marido, evitando así posibles complicaciones en el proyecto.

A los 15 días de esa intervención Mari empezó a sentirse mal, y para sorpresa de todos resultó que estaba embarazada de cerca de dos meses. Acudió a su médico, que le dijo:«No te preocupes: vente el jueves que te lo quito de encima y así podemos seguir con el proyecto». No es eso lo que ella esperaba oir, y se quedó asustada. El médico le insistió: «Es una cirugía de nada, y hay que hacerlo porque este embarazo terminará como los demás». Ella quiso hablarlo con su marido, y volvió al día siguiente diciendo que lo habían pensado y querían al menos ver si pasaba de los dos meses de embarazo.

El médico volvió a insistir:


- «Mira, estás perdiendo el tiempo. Este embarazo no pasará de los dos meses, y si llegara a término puede tener un resultado muy malo y verte con un niño en silla de ruedas, o con taras importantes. ¿Es que acaso crees en los milagros? Y decídete ya o será demasiado tarde para abortar».

ecografia4d1.jpg- «Por supuesto que creo en los milagros: por milagro estoy yo aquí, y oraciones no me van a faltar».

- «Pues te caes del programa, y luego no me vengas con que quieres la inseminación artificial, porque una vez fuera, yo me ocuparé de que no vuelvas a entrar».

Mari estaba deshecha, rota en lágrimas, pero decidida a dar una oportunidad a ese ser que llevaba dentro. Afortunadamente fue a otro ginecólogo, también de la Seguridad Social, que ha cuidado su embarazo con profesionalidad y rectitud. Los meses han estado llenos de incertidumbre, con temor en cada exploración pues no siempre las noticias eran buenas, pero siempre decididos a seguir adelante. En una ecografía vieron que era niña, y que parecía tener un lóbulo del cerebro mayor que el otro, sin poder determinar más, aconsejándole esperar y ver.

El miércoles 14 de octubre de 2009 nació Diana Milagros, preciosa, con todos sus deditos y todo en su sitio. En el chequeo que le han hecho hoy han visto una niña totalmente normal, que no necesita más exploraciones de momento. Mari está feliz, agradecida a vuestras oraciones, admirada de tanta maravilla. Me dice: «¿Que es posible que luego se vea que es un tiene alguna límitación? Me da igual; la voy a querer muchísimo, y eso es lo importante».

Martín Valverde: «¿Embarazada y soltera a los 16 años? Es mi historia, la de mi madre»






14 de octubre de 2009.-
El pasado sábado actuó en Madrid Martín Valverde, famoso cantante costarricense afincado en México y una de las figuras principales de la música católica en lengua española. La recaudación se destinó a las embarazadas y familias en situación de riesgo que atiende la Fundación Madrina.

(Pablo J. Ginés / Fe y Razón) Martín Valverde combinó, como es habitual en sus conciertos, el humor, la música y el testimonio. Y para las chicas embarazadas asustadas, Martín tiene su propia experiencia que contar. «Después de un concierto en un estadio de México, martinvalverdec617x266_039nac14fot2.jpguna chica de 16 años se me acercó y me dijo que estaba embarazada», explicó. «El papá de la criatura tenía sólo 17 años. Me dijo: “No sé qué hacer”. Yo le respondí: “Te voy a contar una historia. La mamá de uno que yo conozco quedó embarazada con 16 años. Fue madre soltera, sola, trabajó 24 horas al día, fue muy duro, muchos la miraron mal, sus padres estaban muy enfadados. Pero ella salió adelante con su hijo. Hoy esta mamá y su hijo, ya adulto, se llevan muy bien. ¡Yo soy ese bebé! Es mi historia. Si mi mamá me hubiera abortado, hoy no habría concierto ni podrías hablar conmigo”». Pocos años después, Martín recibió una carta de la muchacha. Su hijo, decía, era precioso y se llamaba Carlos, y le daba las gracias por contarle su historia.

¿Y si el hijo no fuese precioso? «Mi toma de tierra para que no se me suba la fama a la cabeza es mi familia, incluyendo a mi hijo, con parálisis cerebral. Él es un regalo de Dios para recordarnos la vida real», explica Martín, siempre con la vida por delante.

Jesús sigue «tocándonos» físicamente para curarnos espiritualmente






Marcos 7, 31-37

Autor: Raniero Cantalamessa
Ofmcap.
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Effatá. ¡Ábrete! El pasaje del Evangelio nos refiere una bella curación obrada por Jesús: «Le presentan un sordomudo que, además, hablaba con dificultad, y le ruegan imponga la mano sobre él. Él, apartándose de la gente, a solas, le puso sus dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua. Y, levantando los ojos al cielo, dio un gemido, y le dijo: “Effatá!”, que quiere decir: “¡Ábrete!”. Se abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente».

Jesús no hacía milagros como quien mueve una varita mágica o chasquea los dedos. Aquel «gemido» que deja escapar en el momento de tocar los oídos del sordo nos dice que se identificaba con los sufrimientos de la gente, participaba intensamente en su desgracia, se hacía cargo de ella. En una ocasión, después de que Jesús había curado a muchos enfermos, el evangelista comenta: «Él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades» (Mateo 8, 17).

jesussalvationjpgw560h404as2.jpgLos milagros de Cristo jamás son fines en sí mismos; son «signos». Lo que Jesús obró un día por una persona en el plano físico indica lo que Él quiere hacer cada día por cada persona en el plano espiritual. El hombre curado por Cristo era sordomudo; no podía comunicarse con los demás, oír su voz y expresar sus propios sentimientos y necesidades. Si la sordera y la mudez consisten en la incapacidad de comunicarse correctamente con el prójimo, de tener relaciones buenas y bellas, entonces debemos reconocer enseguida que todos somos, quien más quien menos, sordomudos, y es por ello que a todos dirige Jesús aquel grito suyo: effatá, ¡ábrete!. La diferencia es que la sordera física no depende del sujeto y es del todo inculpable, mientras que la moral lo es. Hoy se evita el término «sordo» y se prefiere hablar de «discapacidad auditiva», precisamente para distinguir el simple hecho de no oír de la sordera moral.

Somos sordos, por poner algún ejemplo, cuando no oímos el grito de ayuda que se eleva hacia nosotros y preferimos poner entre nosotros y el prójimo el «dobeffata-_cuadro_en_florencia.jpgle cristal» de la indiferencia. Los padres son sordos cuando no entienden que ciertas actitudes extrañas o desordenadas de los hijos esconden una petición de atención y de amor. Un marido es sordo cuando no sabe ver en el nerviosismo de su mujer la señal del cansancio o la necesidad de una aclaración. Y lo mismo en cuanto a la esposa.

Estamos mudos cuando nos cerramos, por orgullo, en un silencio esquivo y resentido, mientras que tal vez con una sola palabra de excusa y de perdón podríamos devolver la paz y la serenidad en casa. Los religiosos y las religiosas tenemos en el día tiempos de silencio, y a veces nos acusamos en la Confesión diciendo: «He roto el silencio». Pienso que a veces deberíamos acusarnos de lo contrario y decir: «No he roto el silencio».

Lo que sin embargo decide la calidad de una comunicación no es sencillamente hablar o no hablar, sino hablar o no hacerlo por amor. San Agustín decía a la gente en un discurso: Es imposible saber en toda circunstancia qué es lo justo que hay que hacer: si hablar o callar, sin corregir o dejar pasar algo. He aquí entonces que se te da una regla que vale para todos los casos: «Ama y haz lo que quieras». Preocúpate de que en tu corazón haya amor; después, si hablas será por amor, si callas será por amor, y todo estará bien porque del amor no viene más que el bien.
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La Biblia permite entender por dónde empieza la ruptura de la comunicación, de dónde viene nuestra dificultad para relacionarnos de una manera sana y bella los unos con los otros. Mientras Adán y Eva estaban en buenas relaciones con Dios, también su relación recíproca era bella y extasiante: «Ésta es carne de mi carne...». En cuanto se interrumpe, por la desobediencia, su relación con Dios, empiezan las acusaciones recíprocas: «Ha sido él, ha sido ella...».

Es de ahí de donde hay que recomenzar cada vez. Jesús vino para «reconciliarnos con Dios» y así reconciliarnos los unos con los otros. Lo hace sobre todo a través de los sacramentos. La Iglesia siempre ha visto en los gestos aparentemente extraños que Jesús realiza en el sordomudo (le pone los dedos en los oídos y le toca la lengua) un símbolo de los sacramentos gracias a los cuales Él continúa «tocándonos» físicamente para curarnos espiritualmente. Por esto en el bautismo el ministro realiza sobre el bautizando los gestos que Jesús realizó sobre el sordomudo: le pone los dedos en los oídos y le toca la punta de la lengua, repitiendo la palabra de Jesús: effatá, ¡ábrete!.

En particular el sacramento de la Eucaristía nos ayuda a vencer la incomunicabilidad con el prójimo, haciéndonos experimentar la más maravillosa comunión con Dios.

Ahi un sitio en internet donde muestran al SANTISIMO EXPUESTO las 24hs del día en VIVO Y EN DIRECTO. Que barbaro este JESUS cada día hace mas cosas para estar con nosotros...osea que cada vez tenemos menos excusas para estar con ÉL...adorarlo, darle gracias y porque no pedirle lo que pensamos que nos falta. Es excelente que lo tengamos en cuenta para aquellos momentos que lo necesitamos...y no podemos ir a la Iglesia... Bueno sólo quería trasmitirle esta noticia...y espero que lo usemos mucho, rezemos por nuestros jóvenes y tambien por aquellas manos que tienen el Don de Dios de hacer presente a Jesús en Pan y Vino (aprovechando el año sacerdotal sería lindo que cada uno adopte en su corazón y sus plegarias a UN sacerdote por un año...para poder interceder por Él). Anexo el link: http://www.paxcc.org/adoration/adoration01.html mms://68.178.148.43/santisimo

¿Quién fundó su iglesia?

Autor: P. Paulo Dierckx y p. Miguel Jordá Fuente: Para dar razón de nuestra Esperanza, sepa defender su Fe



Jesús no delegó ni autorizó a nadie más que a Pedro para ser piedra de cimiento de su Iglesia.
Por tanto, todos los fundadores de iglesias que aparecieron posteriormente, contravienen la expresa voluntad de Jesús

¿Quién fundó su iglesia?





He aquí algunos de los principales fundadores de iglesias:

Religión - Fundador - Lugar - Año


Adventistas - Wiliam Miller - USA - 1818

Adventistas del 7 Día-Elena White - USA - 1863

Anglicanos - Enrique VIII - Inglaterra - 1534

Bautistas - J. Smith - Inglaterra - 1860

Ejército Salvación-William Booth-Inglaterra- 1878

Espiritismo - Familia Fox - USA - 1848

Rosacruces - Max H. - Alemania - 1880

Luteranos - Martín Lutero - Alemania - 1521

Metodistas - J. Wesley - USA - 1791

Mormones - José Smith - USA - 1853

Niños de Dios - David Berg - USA - 1950

Pentecostales - Grupo - USA - 1905

Presbiterianos- John Knox - Inglaterra - 1560

Testigos de Jehová -Charles Taze Russel-USA- 1876

Iglesia Católica - Jesucristo - Galilea - 33


Sí, la IGLESIA CATOLICA es la única fundada por JESUS sobre el Apóstol Pedro, y que perdurará hasta el fin del mundo. La única que tiene 2000 años de antigüedad. La única que tiene la plenitud de los medios de salvación dejados por Jesucristo.

Jesús no delegó ni autorizó a nadie más que a Pedro para ser piedra de cimiento de su Iglesia. Por tanto, todos los fundadores de iglesias que aparecieron posteriormente, contravienen la expresa voluntad de Jesús.

Jesús le dijo a Pedro: «Y ahora Yo te digo que tú eres Pedro -o sea, Piedra- y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y los poderes del infierno no la podrán vencer» (Mt. 16, 18). Y Pedro hoy está representado por el Papa, Pastor de la Iglesia universal.

Jesús dijo: «Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo» Mt. 28, 20 Y esta presencia de Jesús se ha mantenido y guardado hasta hoy en toda su integridad sólo en la Iglesia Católica, ya que es la única que ha perdurado sin interrupción desde su fundación hasta nuestros días. Es la única que, ha sido objeto de esta presencia de Jesús desde su origen hasta hoy. En otras palabras: ¿Dónde estaban los evangélicos en el año 100, en el año 1000, o en el año 1400? Ellos no existían. ¿Cómo entonces pueden haber sido portadores de esta presencia de Jesús durante 1400 años, si sólo aparecieron en el siglo XVI? La Iglesia Católica es la única que desde su fundación hasta hoy -2000 años- no presenta ninguna laguna en su continuidad. Tenemos dos mil años de historia. Dos mil años de vida. Dos mil años con la presencia de Jesús en medio de nosotros. ¿Qué otra Iglesia puede lo mismo?

Bendito sea Dios, que en su infinita bondad, nos ha llamado a formar parte de la Iglesia Católica, la única querida y fundada por Jesús, la única que contiene la plenitud de los medios de salvación dejados por Jesucristo.

¿Qué es “Harry Potter?







Es una colección de libros y películas dirigidas a niños y adolescentes, en los que se presenta el ocultismo en forma de Magia, Brujería y Hechicería, como algo bueno, inofensivo y conveniente.

2. Historia:

La colección completa son siete libros. Ya se estrenó la primera película y ha comenzado la filmación de la segunda.
La primera historia revela que Harry Potter es un mago de nacimiento, hijo huérfano de padres hechiceros, quien a la edad de once años va a estudiar a una Escuela de Magia y Brujería, donde comienza a practicar estas artes ocultas, demostrando ser muy competente en ellas.

3. ¿Fantasía o realidad?

Esta saga ocultista parece ser pura fantasía, como tantos otras historias infantiles, pero en realidad, a pesar de tener ciertos elementos imaginarios (lechuzas que llevan correo, deporte de magos volando en escobas, unicornios, etc.) lo central de la trama es tomado de la realidad: magos y magia, hechizos y hechicería, embrujos y brujería, ceremonias, conjuros, pociones ... y hasta posesiones diabólicas.
Poco importaría que una novela tuviera elementos tomados de la realidad. El problema radica en que la realidad del mundo de Harry Potter es muy peligrosa para niños, jóvenes y adultos, tanto desde el punto de vista espiritual, como desde el punto de vista humano.

4. Peligros:

* Estimula en los lectores y espectadores un interés por el mundo del ocultismo: magia, brujería, hechicería, poderes ocultos, etc.
* Hace ver que la magia que se practica, la llamada magia “blanca”, es algo bueno, inofensivo y conveniente. Pero se sabe que toda magia (“blanca” o “negra”) es muy peligrosa, pues tiene su sustentación en los poderes malignos del Demonio y los demonios.
* Justifica el uso de un mal (la magia, la brujería, la hechicería, etc.) para conseguir cosas -supuestamente- buenas. Pero nunca un bien, por más necesario que se considere, o por más altruista que parezca, puede justificar el uso de un mal.
Una cita del primer libro, que resume estos peligros:
“No hay ni bien ni mal, sólo hay poder”.

5. Elementos anti-cristianos:

* La presentación de un unicornio manso, puro y bello, el cual es asesinado y cuya sangre bebida causa una vida maldita, resulta una irrespetuosa y tergiversada analogía con Cristo, el cordero manso, puro y bello, asesinado, y con la Eucaristía (“Quien come mi cuerpo y bebe mi sangre tiene vida eterna” -Juan 6, 54).
* Otra maligna distorsión en el primer libro consiste en que el personaje que se presenta como el más noble y generoso, decide morir por salvar al mundo y es identificado con el símbolo de la Bestia del Apocalipsis, al darse a conocer que muere a los 666 años de edad.

6. Testimonios de ex-ocultistas:

* Una ex-bruja, Carmen Helen Guerra, muestra que lo que sucede en Harry Potter es lo mismo que hacen los brujos reales: “Cuando yo era bruja, realizaba sesiones y ceremonias, invocaba espíritus y llamaba a entidades espirituales, lanzaba hechizos, quemaba velones, preparaba pociones”. Y continúa: “¿A dónde me llevó esto? A la oscuridad, la depresión, la creación de un aura de tristeza alrededor mío. Frecuentemente me encontraba bajo ataques del demonio ... Mis amigos y mi familia me tenían miedo. Sabía yo que no tenía futuro, sino un oscuro presente. Y estaba atrapada por juramentos (hechos a los espíritus malignos)”. (Testimonio publicado en el libro “Ungodly Rage” de Donna Steichen, 1991).
* Jacqui Komschlies hace una advertencia similar: “Tenemos que recordarnos que la brujería en la vida real puede llevar, y de hecho lleva, a la muerte, a la muerte eterna”. Por muchos años estuvo ella fascinada con lo extra-ordinario, apetito que desarrolló leyendo historias sobre “magos magia, poder y aventura” (lo mismo que presenta Harry Potter). Al cabo de un tiempo se dio cuenta que no controlaba sus pensamientos. Un día los espíritus malignos, los poderes y las “diosas” que la acosaban hasta en sus sueños, comenzaron a hablarle directamente. Aterrorizada, clamó a Dios.

7. Lo que dice la Biblia:

“No practiquen la hechicería ni la astrología” (Lev. 19, 26).
“No se dirijan a los brujos ni a los que llaman a los espíritus: no los consulten, no sea que con ellos se manchen” (Lev. 19, 31).
“Todo hombre o mujer que llame a los espíritus o practique hechicerías morirá” (Lev. 20, 27).
“Que no haya brujos ni hechiceros; que no se halle a nadie que se dedique a supersticiones o consulte los espíritus; que no se halle ningún adivino o quien pregunte a los muertos. Porque Yavé aborrece a los que se dedican a todo esto, y los expulsa delante de ti a causa de estas abominaciones” (Deut. 18, 10-12).

8. Lo que dice la Iglesia:

La Iglesia prohibe terminantemente todo contacto con la Magia y la Hechicería o con cualquier forma de ocultismo, aun cuando sea para obtener un supuesto bien. Y lo prohibe, no porque sea “fantasía”, sino por las nefastas consecuencias que tiene para la vida en la tierra y para la vida eterna. Lo prohibe, además, porque se cambia la confianza en Dios por la sumisión al Demonio. (cf. CIC # 2117).

9. Conclusión:

* Harry Potter es un abecedario del ocultismo, pues enseña el ABC de la Magia, la Brujería, la Hechicería, el Espiritismo y el Satanismo. Es la más nueva argucia del demonio para captar personas, especialmente niños y jóvenes, para el mundo del ocultismo, el cual sabemos que controla, y en él logra ganar muchos adeptos que ponen en peligro su salvación eterna.
* Toda Magia y cualquier otra forma de ocultismo termina por alejar de Dios y por someter al Demonio a aquéllos que se sienten atraídos por estas cosas y a los que la practican o intentan practicarla, además, de causarles graves trastornos psíquicos y mentales. Esa es la experiencia de los que están imbuidos en ese mundo y el testimonio de los que han estado allí y han regresado a Dios.


Complemente esta información con:
Harry Potter ... una historia donde nadie quiere ser bueno
Harry Potter hace daño a los niños
El peligro de leer libros o ver películasde Harry Potter
versión ampliada de"Guía para el mundo de Harry Potter"

¿Por qué la religión Católicaes la verdadera?













Porque es la única religión fundada por Dios mismo. Así de simple y sencillo. Todas las demás religiones, monoteístas y politeístas, cristianas y no-cristianas, anteriores y posteriores a Cristo, han sido fundadas por hombres, no por Dios.
Hay personas buenas y sinceras en todas las religiones, pero la buena intención no puede cambiar la Verdad. En realidad, en cada religión hay verdades parciales ... además de muchos errores, sobre todo en algunas ... pero la plenitud de la Verdad, la Verdad completa, está en la religión Católica. Además, la Verdad es una sola y lo que es contrario a la Verdad no es Verdad.
No quiere decir esto que sólo los Católicos y todos los Católicos se salvarán. Dios premiará o castigará a todos, Católicos y no-Católicos, según su Misericordia y su Justicia, que son infinitas.
Fuera de la Católica, todas las religiones y/o sectas han sido inventadas por hombres. Se escapa a este criterio el Judaísmo, que es una religión revelada por Dios, pero que aun está esperando el Mesías prometido, pues no cree que Jesucristo es Dios, y aunque creen en el Antiguo Testamento de la Biblia como Palabra inspirada por Dios, pasan por alto las profecías que sobre Jesús están allí y que se cumplieron ya: su nacimiento en Belén (Miq. 5, 1-2), su nacimiento de una Virgen (Is. 7, 14), los grandes milagros que realizaría (Is. 35, 5-6), el rechazo de su propia gente (Is. 53, 3), la traición de uno de sus amigos y el precio pagado (Sal 41, 9; Zac. 11, 12-13), los eventos de su pasión y muerte ( Is. 53, Is. 50, 6; Sal. 22, 17).
La otra religión monoteísta (un solo Dios) es el Islam, fundada por Mahoma, tampoco cree que Jesucristo es Dios, sino un profeta inferior a Mahoma. Sin embargo, el dios del Islam no es el Dios Amor del Cristianismo, origen de todo amor, que ama a los seres humanos independientemente de si le aman o no (1 Jn. 4, 9-10 y 16). Según el Corán, el dios del Islam ama condicionalmente: ama a quien lo ama y lo siga, y no ama a quien no lo ame. “En verdad Alá es enemigo de los incrédulos ... Alá ama a los benefacientes” (Corán, II-92 y 191).




Las religiones no-teístas, que no rinden culto a ninguna divinidad, fueron también fundadas por hombres: Budismo (por Buda), Confucionismo (por Confucio). Y las politeístas, que creen que hay, no una, sino varias divinidades, como el Hinduismo y Shintoismo, aunque no tienen fundador específico, son de origen humano. Y entre las sectas modernas politeístas: el Mormonismo, fundada por Joseph Smith.
Las Religiones cristianas (las que enseñan que Cristo es Dios) están más cerca de la Verdad que el Mormonismo, por ejemplo, ya que creen en un solo Dios y el Mormonismo cree en muchos dioses.
Entre las religiones cristianas, originadas en la Reforma Protestante están: la Luterana (fundada por Lutero), la Reformada (por Calvino), la Presbiteriana (por John Knox). Luego fueron fundadas la Anglicana (por Enrique VIII), la Bautista (por John Smith), de donde se derivan las Evangélicas. Existen muchas, muchas más, todas fundadas por hombres, no por Dios.
La religión Ortodoxa se creó con el Cisma de Oriente (1054) causado por viejas diferencias entre la Iglesia Griega y la Santa Sede. Los ortodoxos están más cerca de la Verdad que los Protestantes, ya que además de creer que Jesucristo es Dios, creen en su presencia real en la Eucaristía, además de otras verdades que también están en el Catolicismo, aunque mantienen independencia del Papa.
De allí que sea la Iglesia Católica la única que puede trazar su historia, sin interrupción, desde el primer Papa, San Pedro, designado por Jesucristo, su Fundador, hasta el Papa actual .
Así fue como Jesucristo fundó su única Iglesia:
San Pedro fue el primero en confesar la fe en Jesucristo Dios: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Y en ese mismo momento Jesús le anunció que ya no se llamaría Simón, sino “Pedro” (roca-piedra) y que sobre él edificaría su Iglesia (Mt. 16, 13-19).
El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice al respecto: La Iglesia fue fundada por las palabras y las obras de Jesucristo (#778). El Señor Jesús comenzó su Iglesia con el anuncio de la Buena Noticia, es decir, con el anuncio de la llegada del Reino de Dios, el cual había sido prometido desde hacía siglos en la Sagrada Escritura (#763). El germen y el comienzo de la Iglesia fue “el pequeño rebaño” que Jesucristo reunió en torno suyo y del cual El mismo es su Pastor (#764).
Sin embargo el Señor Jesús también dotó a su Rebaño de una estructura, que permanecerá hasta el Fin de los Tiempos. Esa estructura consiste en la elección de los Apóstoles, con Pedro a la cabeza. Así, con sus actuaciones en la tierra, Cristo fue preparando y edificando su Iglesia. (#765)
Y prometió a sus Sucesores, los Apóstoles, y a los sucesores de éstos, los Obispos y los Sacerdotes, que lo que decidieran aquí El lo aprobaría en el Cielo (Mt. 16, 19), y que para esto la Iglesia por El fundada tendría la asistencia del Espíritu Santo hasta el Fin de los Tiempos (Mt. 28, 20).Ver: Gerencia Divina para dirigir la Iglesia
La Iglesia Católica enseña que, aunque otras religiones contienen verdades, la plenitud de lo que Dios ha revelado a la humanidad se encuentra en la religión Católica. Y, aunque puede haber salvación en otras religiones, la plenitud de los medios de salvación están también en la Iglesia Católica. (Ver“Pregunta de la Semana”: ¿Puede alguien salvarse fuera de la Iglesia Católica?).
Algunos, sin embargo requerirán la comprobación de que Jesucristo es Dios y que la Biblia es Palabra de Dios. (Para esto ver otras “Pregunta de la Semana”: ¿Cómo se sabe que Jesucristo es Dios? y ¿Cómo se sabe que la Biblia es Palabra de Dios?).
(Cuadro-esquema evolución de las Religiones y sectas )
¿Cuál es la Unica Iglesiafundada por Dios mismo?
CIRCULOS TEOLOGICOSTema # 4: ¿DA Lo mismo cualquier Religión?

IGLESIA CATOLICA y otras RELIGIONES (Respuesta del Vaticano a preguntas acerca de Doctrina sobre la Iglesia)


UN POCO DE HISTORIA

"A MARIA, POR OBREROS PARA EL REINO"

PRIMERA PEREGRINACION A ITATÍ DE LOS JOVENES DE LA DIOCESIS DE RESISTENCIA

20 y 21 de Septiembre de 1979


A comienzos de 1979, por iniciativa de los miembros de la Pastoral Vocacional, se decidió realizar una caminata juvenil a Itatí, pidiendo por las vocaciones sacerdotales y religiosas, bajo el lema-intención:

"A MARIA, POR OBREROS PARA EL REINO".

Animados con la buena recepción que tuvo la idea en el entonces Obispo de Resistencia, Monseñor José Agustín Marozzi, el pequeño grupo de jóvenes, se puso manos a la obra.

Portada del libro-guía que los peregrinos utilizaron derante su preparación y también en el camino.

El 6 de julio de ese año, se realizó la primera reunión organizativa, en la que los representantes juveniles definieron los sectores y las subcomisiones, que tendrían a su cargo la responsabilidad de hacer realidad el proyecto, tomando como modelo la estructura de las peregrinaciones a Luján. El trabajo fue arduo, pero el esfuerzo mancomunado de sacerdotes, religiosas, agentes pastorales y líderes juveniles, se tradujo en diversas expresiones que reflejaron el entusiasmo de una Iglesia Joven Viva, que gracias al aprovechamiento de los medios de comunicación, traspasó los muros de las parroquias para darse a conocer mediante la impresión de boletines informativos, edición de

audiovisuales, organización de reuniones de preparación espiritual, recorridas informativas a parroquias, colegios y movimientos apostólicos, como así también la publicación de un folleto en el que se ayudaba a meditar sobre el sentido de la Peregrinación y su lema a través de reflexiones y cantos. El 19 de septiembre de 1.979, Monseñor Marozzi, en comunión con su Presbiterio, expresa su "…total adhesión y pleno apoyo a esta Primera Peregrinación Juvenil a Itatí, invitando a todo el pueblo de DIOS a unirse espiritualmente a tal manifestación joven de fe, cuyo único objetivo será caminar hacia María, rogando por las vocaciones…". Tal era el texto del comunicado episcopal.
Es también importante destacar la adhesión espiritual de otros Obispos, como el de la Diócesis de San Roque (P. R. Sáenz Peña), Monseñor Italo Distéfano y de Goya, Monseñor Alberto Devoto, como así también del Delegado Episcopal de Reconquista, Monseñor Juan José Iriarte, quienes expresaron sus sinceros deseos de éxito.
Se llega así a ese histórico viernes 21 de septiembre, en el que hasta el más optimista de los organizadores se vio sorprendido por la numerosa cantidad de jóvenes presentes, listos para marchar más de setenta (70) kilómetros, rumbo al Santuario de Nuestra Madre de Itatí.
De acuerdo a los testimonios periodísticos de la época (diarios NORTE y EL TERRITORIO; LT5 Radio CHACO y Canal 9), se concentraron más de 5.000 personas, en su inmensa mayoría jóvenes, entre los que se encontraban representadas nuestras veintiún parroquias, algunas de Corrientes, otras de Goya, un centenar de formoseños y cincuenta peregrinos de Reconquista, acompañados por su Obispo (que caminaría con ellos), todos con un sentimiento en común, caminar hacia María orando por las vocaciones y convocados por la propuesta "por una primavera distinta".
En el punto de partida, a las afueras de la ciudad de Corrientes, en el Monumento al Pueblo Armenio, más conocido como "EL AGUILA", donde pasado el mediodía, tras una breve celebración, los obispos del Resistencia y de Formosa, bendijeron a los peregrinos, dando inicio a la marcha con una cantidad de jóvenes que sorprendio a los organizadores.
Durante el camino, se experimentaron innumerables demostraciones de fraternidad y colaboración entre los asistentes, quienes no sólo compartían sus provisiones (frutas, caramelos, agua, etc.) sino también cantos y oraciones a lo largo de todo el recorrido, pero especialmente durante la noche, cuando tras una breve llovizna, el cansancio se sintió aún más.
Entre los tantos gestos de hermandad, podemos recordar:
  • La actitud de los jóvenes formoseños, quienes acompañaron a su pastor durante todo el recorrido, y aunque el cansancio y el agotamiento físico pesaban, fueron capaces de esperarlo, para llegar todos juntos a la casa de María.
  • El reconfortante apoyo expresado por la gente de San Cósme, que recibió a los caminantes con un gran fogón.
  • El generoso servicio prestado por la Policía de la Provincia de Corrientes, que acompañó la marcha con vehículos y una dotación de efectivos montados.

El sábado 21, Monseñor Marozzi y Monseñor Sandrelli, junto a una decena de sacerdotes, muchos de los cuales habían peregrinado junto a los jóvenes de sus parroquias, concelebraron dentro del entonces Santuario, la Misa del Peregrino, en un marco verdaderamente impresionante.

Peregrinos de la parroquia San José - Barranqueras.
Pero todo no quedó allí, ya que no fue sorpresa ver al poco tiempo los frutos de esta Peregrinación. Por un lado, nuestra Madre bendijo a la región con jóvenes que se consagraron al servicio del Reino, tal como versaba el lema de la caminata, entre ellos podemos mencionar a los sacerdotes Armando Portal y Juan Geuouman (S.S.P); y las religiosas Virginia Romero (HSP), Margarita Batalla, Delicia Cabrera y María Inés Brítes (Siervas del Sagrado Corazón), Cristina Batalla (Monja de Clausura) y otros tantos que fueron llamados con posterioridad, no sólo a consagrar sus vidas totalmente, sino también a tantos que desde entonces siguen trabajando apostólicamente en sus comunidades y movimientos.

Y por otro, la alegría que invadió a aquellos que, de alguna manera, pudieron participar en la Peregrinación, y que los impulsó a reunirse para repetir una vivencia similar al año siguiente.
Desde entonces, cada primavera desde hace ya más de veinte años ininterrumpidos, se fue repitiendo esta "hermosa costumbre" de visitar a nuestra Madre de Itatí llevando, en cada ocasión, más y más jóvenes.

Recopilación en base a la memoria del
"Chino" Fernandez
Miembro de la primera comisión organizadora de la
Primera Peregrinación Juvenil a Itatí


CONVENCEMOS CUANDO ESTAMOS CONVENCIDOS

/ Autor: José H. Prado Flores

La vida de Andrés la podemos ver en tres etapas sucesivas pero íntimamente interdependientes: Pescador, seguidor de Juan Bautista y discípulo de Jesús. Sin embargo existe una gran diferencia entre cuando fue seguidor del Bautista que cuando encontró a Jesús y se hizo discípulo suyo.

Veamos cada una de estas tres etapas.

A-Pescador del Mar de Tiberíades

Andrés, más conocido por ser el hermano de Simón Pedro, fue primeramente pescador del lago de Galilea, lo cual definió su carácter y personalidad. Andrés y Simón, hijos de Jonás, habían nacido en Betsaida pero trabajan en Cafarnaúm. Eran dos hermanos inseparables que compartían barca, trabajo y muy posiblemente hasta la casa.

B. Discípulo de Juan Bautista

En la ribera occidental del rió Jordán brotó un lucero que muy pronto se convirtió en el astro más brillante del firmamento religioso de Israel. Su nombre era Juan y era más conocido como El Bautista, porque proclamaba un bautismo de conversión. Andrés se alistó en las filas del agreste predicador del desierto, lo cual moldeó una firme voluntad. El predicador no vestía con los lujos de los poderosos de este mundo. Su apariencia era austera, su comida parca y su mensaje taladraba los corazones. El escenario de su predicación era poco acogedor: El candente desierto. Pero tenía una lengua de fuego, cosa extraña en una época en que el legalismo y formalismo habían sofocado las voces proféticas. Su mensaje era muy esperanzador como comprometedor: El tiempo está cerca; ya está viniendo el Mesías. Prepárense para su llegada, que ya es inminente.

C. Discípulo de Jesús

Posteriormente Andrés fue llamado para ser discípulo del mensajero de buenas noticias de Nazaret. Pero en cuanto encontró al Mesías anunciado por los profetas y esperado por los siglos fue a buscar a su hermano Simón para llevarlo a Jesús. Leamos el pasaje bíblico en primera persona, como si fuera narrado por el mismo Andrés: Al día siguiente, mi maestro Juan (Bautista) se encontraba de nuevo en el mismo lugar conmigo y con otro discípulo. Mientras Jesús pasaba, Juan el Bautista fijó en él la vista y nos dijo: «Ese es el Cordero de Dios.» Nosotros, en cuanto escuchamos esto seguimos a Jesús. Jesús, al ver que lo seguíamos, se volvió y nos preguntó: « ¿Qué buscan?» Le contestamos: «Rabbí (que significa Maestro), ¿dónde vives?» Jesús nos dijo: «Vengan y lo verán.» Fuimos, vimos dónde vivía y nos quedamos con él aquel día. Eran como las cuatro de la tarde. Yo, Andrés, encontré primero a mi propio hermano Simón y le dije: «He encontrado al Mesías» (que significa el Cristo). Y se lo presenté a Jesús. Jesús miró fijamente a mi hermano Simón y le dijo: «Tú eres Simón, hijo de Juan, pero te llamarás Kefas» (que quiere decir Piedra): Jn 1,35-42. Cuenta el relato bíblico que en cuanto Andrés encontró a Jesús, regreso con su hermano Simón para invitarlo y traerlo a Jesús. No pudo permanecer pasivo y quiso compartir con él el tesoro largamente anhelado que acababa de encontrar. Había compartido con él la sangre familias, la profesión. Ahora no podía perder la oportunidad de compartir el tesoro que acababa de encontrar. Sin embargo, esto plantea una cuestión muy interesante: ¿Por qué no invitó a Simón antes, para que se hiciera discípulo de El Bautista; y si lo hubiera intentado, por qué no logró que su hermano siguiera al austero predicador del desierto de Judea? En ambos casos la causa es la misma. Analicemos cada una de estas posibilidades. - Si no lo invitó seguramente se debió a que le faltaba un resorte para hacerlo: No estaba seducido por las palabras ni la vida del Bautista. Le faltaba estar obsesionado por aquel hombre que bautizaba en las riberas del río Jordán. Sin duda que Juan no llenaba plenamente el corazón, los anhelos y las expectativas del pescador de Galilea. No tenía la motivación interna como para llamarlo a seguir al maestro del norte del Mar Muerto. El que no está convencido ni siquiera intenta convencer, pues sabe que no puede convencer de lo que él mismo no esta fascinado. - También existe el 50 por ciento de probabilidades que sí haya buscado a Simón para que se hiciera discípulo de Juan Bautista, pero no haya tenido éxito. La causa es exactamente la misma. No lo pudo convencer porque sus argumentos fueron insuficientes. Sus palabras tenían un acento hueco que no lograba penetrar el corazón de su hermano Simón. Andrés, discípulo de Juan, no contaba con esa fuerza que lo impulsara para tratar de persuadir a su hermano; o tal vez no tenia ese convencimiento seductor para que su hermano dejara redes y barca por un motivo superior. Quien no está convencido no convence. Nuestros sermones y homilías inspiran en la proporción en que nosotros mismos estamos convencidos de aquello que predicamos. El cristianismo crece y se profundiza en la medida en que nosotros creemos firmemente lo que predicamos.

Con Jesús

Cuando Andrés encontró a Jesús sucedió lo contrario: fue a testificar a su hermano. Estaba seducido por las palabras del predicador de Nazaret y no podía dejar de hablar de su experiencia vital de aquel día a las cuatro de la tarde. Y logró que su hermano dejara todo para ser discípulo del maestro de Nazaret. Andrés estaba tan convencido que fue capaz de atraer a Simón Pedro para que dejara redes y barca, y se alistara para ser pescador de hombres.... Su éxito, a diferencia de cuando era discípulo de El Bautista, radicaba en que ahora sí estaba convencido de Jesús, y sus palabras. Su estilo de vida le fascinaba y tenía esa convicción para que su hermano le creyera y fuera capaz de acompañarlo en su seguimiento de Jesús. Tal vez lo que convenció a Andrés fue el diferente enfoque entre Juan y Jesús: El bautista proclamaba: Conviértanse porque el Mecías está cerca. Jesús en cambio anunciaba: ¡Porque el Mesías ha llegado, ahora sí son capaces de convertirse! Si estamos convencidos de lo que hemos visto y oído, entonces basta que encontremos a alguien para que le compartamos el testimonio de nuestra experiencia vivida. Si lo pensamos o comenzamos un largo discernimiento sobre la oportunidad de testificar, si titubeamos o pensamos que no vamos a lograr nuestro objetivo, en realidad estamos dudando de la validez de nuestra experiencia.

Conclusión

Andrés nos cuestiona con agresividad: Cuando permanecemos pasivos y no logramos convencer, lo más seguro es que nosotros mismos no estamos convencidos ni seducidos. El evangelio está lleno de casos de personas que habiendo encontrado a Jesús no necesitan ir a un curso o hacer un retiro para transformarse en testigos. El que ha escuchado las palabras de Jesús inmediatamente va a buscar a su hermano y logra traerlo a Jesús. Así pues, por los frutos de nuestro testimonio podríamos darnos cuenta qué tan convencidos estamos de aquello que anunciamos o enseñamos.

ORAR PARA SER HUMILDES. Teresita del Niño Jesús

Jesús, cuando eras peregrino en nuestra tierra, tú nos dijiste: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón 1, y vuestra alma encontrará descanso”. Sí, poderoso Monarca de los cielos, mi alma encuentra en ti su descanso al ver cómo, revestido de la forma y de la naturaleza de esclavo, te rebajas hasta lavar los pies a tus apóstoles. Entonces me acuerdo de aquellas palabras que pronunciaste para enseñarme a practicar la humildad: “Os he dado ejemplo para que lo que he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis. El discípulo no es más que su maestro… Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica”. Yo comprendo, Señor, estas palabras salidas de tu corazón manso y humilde, y quiero practicarlas con la ayuda de tu gracia.

Quiero abajarme con humildad y someter mi voluntad a la de mis hermanas, sin contradecirlas en nada y sin andar averiguando si tienen derecho o no a mandarme. Nadie, Amor mío, tenía ese derecho sobre ti, y sin embargo obedeciste, no sólo a la Virgen Santísima y a san José, sino hasta a tus mismos verdugos. Y ahora te veo colmar en la hostia la medida de tus anonadamientos. ¡Qué humildad la tuya, Rey de la gloria, al someterte a todos tus sacerdotes, sin hacer alguna distinción entre los que te amen y los que, por desgracia, son tibios o fríos en tu servicio…! A su llamada, tú bajas del cielo; pueden adelantar o retrasar la hora del santo sacrificio, que tú estás siempre pronto a su voz… Qué manso y humilde de corazón me pareces, Amor mío, bajo el velo de la blanca hostia! Para enseñarme la humildad, ya no puedes abajarte más. Por eso, para responder a tu amor, yo también quiero desear que mis hermanas me pongan siempre en el último lugar y compartir tus humillaciones, para “tener parte contigo” en el reino de los cielos.

Pero tú, Señor, conoces mi debilidad. Cada mañana tomo la resolución de practicar la humildad, y por la noche reconozco que he vuelto a cometer muchas faltas de orgullo. Al ver esto, me tienta el desaliento, pero sé que el desaliento es también una forma de orgullo. Por eso, quiero, Dios mío, fundar mi esperanza sólo en ti. Ya que tú lo puedes todo, haz que nazca en mi alma la virtud 4 que deseo. Para alcanzar esta gracia de tu infinita misericordia, te repetiré muchas veces: “¡Jesús manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo.

LA MAS TIERNA DE LAS MADRES Y LA MASPODEROSAS DE LAS REINAS. 15 de Agosto



Autor: P. Sergio Córdova LC

El sacerdote y escritor español José Luis Martín Descalzo narra en una de sus obras: «Recuerdo que hace ya muchos años, me encontraba desayunando en la cafetería de un hotel de Roma. Se me acercó una chica japonesa, y me preguntó si yo era sacerdote. Le respondí que sí, y entonces me dijo a bocajarro:

–“¿Podría usted explicarme quién es la Virgen María?”. Sus palabras me sorprendieron tanto que sólo supe responder: –“¿Por qué me hace esa pregunta?”. Y aún recuerdo sus ojos tan conmovidos cuando me explicó: –“Es que ayer oí rezar por primera vez el Avemaría, y no sé por qué me he pasado toda la noche llorando”. Y entonces tuve que explicarle que también yo necesitaría pasarme muchas noches llorando para poder responder a esa pregunta....».

Y para ti, querido amigo, ¿quién es la Virgen María?... La solemnidad del día de hoy nos da una respuesta, que corresponde a uno de los muchos títulos de María Santísima:

1) María es la Madre de Dios.

¡Tantas veces lo hemos escuchado y lo rezamos cada día que tal vez ya nos hemos acostumbrado! Debido a nuestra educación y al ambiente en el que vivimos, tal vez ya no nos impresiona ni nos dice nada –como sucede, tristemente, con tantas otras verdades y misterios de nuestra fe—. A fuerza de repetir las cosas, nos hemos arrutinado e insensibilizado.

Pero no era así para los cristianos de los primeros siglos de la Iglesia. Les parecía algo increíble, inaudito y –si me permiten la expresión— algo apoteósico. ¿Cómo era posible que una criatura humana pudiera ser la madre del Dios infinito y omnipotente? Eso sólo cabía en los mitos paganos y en los círculos heréticos de la religión politeísta. Y tanto era así que insignes teólogos de entonces se opusieron rotundamente a esta afirmación. Y cuando no aceptaron la doctrina de la Iglesia, se convirtieron en “herejes”: Arrio, Nestorio y otros.

¡María Santísima es realmente la Madre de Dios! Así lo había revelado Dios mismo en la Sagrada Escritura y lo ratificaban los Santos Padres y los Concilios de la Iglesia. Fue en Éfeso, el año 431, cuando se proclamó solemnemente a María como la “Theotókos”, la que engendró a Dios. Y después de once siglos exactos, el año 1531, María de Guadalupe se aparecía en México al indio Juan Diego, diciéndole: “Juanito, el más pequeño de mis hijos, sabe y ten entendido que yo soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios por quien se vive”.

María ha engendrado al Hijo de Dios y Dios ha nacido de las entrañas purísimas de María porque Él así lo ha querido. El Verbo se hizo carne en María y así pudo habitar entre nosotros, para redimirnos y realizar el plan de salvación. Gracias a ella, Dios ha podido hacer nuevas todas las cosas.

Como afirma bellamente san Anselmo: “Dios, a su Hijo, el único engendrado de su seno igual a sí, al que amaba como a sí mismo, lo dio a María; y de María se hizo un hijo, no distinto, sino el mismo, de suerte que por naturaleza fuese el mismo y único Hijo de Dios y de María.

Toda la naturaleza ha sido creada por Dios, y Dios ha nacido de María. Dios lo creó todo, y María engendró a Dios. Dios, que hizo todas las cosas, se hizo a sí mismo de María; y así rehizo todo lo que había hecho. El que pudo hacer todas las cosas de la nada, una vez profanadas, no quiso rehacerlas sin María. Por eso, Dios es padre de las cosas creadas y María es madre de las cosas recreadas. Dios es padre de la creación y María es madre de la universal restauración”.

2) Y María, por ser la Madre de Dios, es también todopoderosa como Medianera.

San Bernardo y los Santos Padres solían llamarla “Omnipotentia supplex”, la Omnipotencia suplicante. Porque es la más poderosa de las reinas y la más eficaz de las intercesoras. En Caná arrancó a su Hijo el primer milagro “cuando aún no había llegado su hora”. Y puede hacer siempre lo mismo, si acudimos a ella con fe, con confianza y amor filiales, pues una madre no niega nada a un hijo.

Los siglos XV y XVI fueron una gravísima amenaza para la cristiandad. Los turcos arrasaban Europa con la pretensión de conquistarla para el Islam (hoy también se cierne un peligro no muy diferente). Y entonces el Papa Pío V armó a la Iglesia con el santo Rosario para la defensa de la civilización cristiana. El 7 de octubre de 1571 la flota cristiana presentó batalla a los turcos en Lepanto. La victoria fue clamorosa. Por eso el sultán Solimán decía: "Le tengo más miedo a las oraciones del Papa que a los ejércitos europeos". ¡A las oraciones a María Santísima!

Fátima, Lourdes, persecución de la Iglesia en el siglo XX y XXI... Las cosas no han cambiado demasiado. Y María sigue siendo hoy y siempre el “Auxilio de los cristianos”.

3) María es también mi Madre.

Entonces, con María, ¡estamos seguros, somos poderosos! San Estanislao de Kotska solía repetir, lleno de ternura y emoción: “¡La Madre de Dios es también mi madre!”. Y en esta expresión encerraba toda su relación íntima, personal y afectiva con María Santísima. Un amor mutuo que enlazaba ambos corazones y en él se sentía acogido y protegido.

“Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige. No se turbe tu corazón ni te inquiete cosa alguna. ¿No estoy yo aquí que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sobra? ¿No estás por ventura, en mi regazo?”… Ya sabemos de quién son estas palabras. ¡Todos necesitamos de una madre, necesitamos de María! Sobre todo en los momentos difíciles de la vida, en la aflicción, en la soledad, en la tribulación. Ella nos consolará, nos confortará, nos acompañará en el camino de la vida hasta llegar al cielo, a la presencia adorable de su bendito Hijo.

Por eso, en este día en que iniciamos el Año nuevo y en el que celebramos la solemnidad de la Madre de Dios, acudamos a nuestra Madre santísima, postrémonos ante ella, acojámonos en su regazo maternal y, con todo el afecto de nuestro corazón, consagrémosle todo nuestro ser.

¡Ella es la más tierna de las madres y la más poderosa de las reinas! Con ella todo lo podemos. Pidámosle con todas las veras de nuestra alma lo que traigamos en lo más íntimo de nuestro corazón y ella nos lo concederá. Y ojalá que nosotros también podamos decir, como el Papa Juan Pablo II: “Totus tuus, Maria, ego sum!”, “Todo tuyo, María, yo soy!”.

LA HISTORIA DE SAN ROQUE Y EL PERRO 16 de Agosto.



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San Roque nació en Montpellier, Francia, de una familia sumamente rica. Muertos sus padres, él vendió todas sus posesiones, repartió el dinero entre los pobres y se fue como un pobre peregrino hacia Roma a visitar santuarios.
Y en ese tiempo estalló la peste de tifo y las gentes se morían por montones por todas partes. Roque se dedicó entonces a atender a los más abandonados. A muchos logró conseguirles la curación con sólo hacerles la señal de la Santa Cruz sobre su frente. A muchísimos ayudó a bien morir, y él mismo les hacía la sepultura, porque nadie se atrevía a acercárseles por temor al contagio.

Con todos practicaba la más exquisita caridad. Así llegó hasta Roma, y en esa ciudad se dedicó a atender a los más peligrosos de los apestados. La gente decía al verlo: "Ahí va el santo".

Y un día mientras atendía a un enfermo grave, se sintió también él contagiado de la enfermedad. Su cuerpo se llenó de manchas negras y de úlceras. Para no ser molesto a nadie, se retiró a un bosque solitario, y en el sitio donde él se refugió, ahí nació un aljibe de agua cristalina, con la cual se refrescaba.

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Y sucedió que un perro de una casa importante de la ciudad empezó a tomar cada día un pan de la mesa de su amo e irse al bosque a llevárselo a Roque. Después de varios días de repetirse el hecho, al dueño le entró curiosidad, y siguió los pasos del perro, hasta que encontró al pobre llaguiento, en el bosque. Entonces se llevó a Roque a su casa y lo curó de sus llagas y enfermedades.

Apenas se sintió curado dispuso el santo volver a su ciudad de Montpellier. Pero al llegar a la ciudad, que estaba en guerra, los militares lo confundieron con un espía y lo encarcelaron. Y así estuvo 5 años en la prisión, consolando a los demás prisioneros y ofreciendo sus penas y humillaciones por la salvación de las almas.

Y un 15 de agosto, del año 1378, fiesta de la Asunción de la Virgen Santísima, murió como un santo. Al prepararlo para echarlo al ataúd descubrieron en su pecho una señal de la cruz que su padre le había trazado de pequeñito y se dieron cuenta de que era hijo del que había sido gobernador de la ciudad.

Toda la gente de Montpellier acudió a sus funerales, y desde entonces empezó a conseguir de Dios admirables milagros y no ha dejado de conseguirlos por montones en tantos siglos.
Lo pintan con su bastón y sombrero de peregrino, señalando con la mano una de sus llagas y con su perro al lado, ofreciéndole el pan.

LA LEYENDA DEL CIEGO. FIESTA ASUNCION DE MARIA

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15 DE AGOSTO

¿No han oído ustedes nunca el cuento del monje que quiso ver a la Virgen?... Aunque el libro mejor escrito por un Santo sobre las Glorias de María lo traiga como histórico, vamos a contarlo nosotros como un cuento bonito porque sí...

Pues, nada. Que aquel buen monje, metido en su celda y rezando siempre, estaba enamorado de la Virgen. La quería a más no poder. Y se moría de ganas por verla. Pero, ¡claro!, tenía que esperar al Cielo para poder ver a ese su amor celestial...
Hasta que se le ocurrió ser más valiente, y le pidió a la Virgen que se le apareciera, pero tal como está en el Cielo, porque la quería ver en toda su belleza deslumbradora.
Pedía y pedía esta gracia, hasta que un día Dios le envió un ángel para que le dijese que sí, que le concedía ver a la Virgen. Pero le ponía una condición muy dura:
- Si quieres ver a la Virgen, la verás. Pero, una vez vista, te quedarás ciego para siempre.
El buen monje se quedó desconcertado. Y se decía a sí mismo:
- ¡Dios mío! Esta sí que no la esperaba. Eso de quedarme después ciego para siempre, es muy duro. Pero también, eso de no ver a la Virgen, ahora que se me ofrece y después de pedírselo tanto, no me parece elegante. ¡Ojalá no lo hubiera pedido!... Sin embargo, ¿no vale la pena ver tanta belleza de María, aunque después tenga que ir siempre a tientas con el bastón, como un ciego cualquiera? Tantos ciegos hay en este mundo, que uno más, ¿qué importa?...
El ángel aparentaba serio, aunque no podía aguantar la risa al ver el apuro en que había puesto al monje. Pero éste, que no era tonto, tuvo al fin una idea luminosa:
- ¡Ya sé lo que voy a hacer! Le digo que sí; que venga la Virgen. La miraré sólo con un ojo, cerraré el otro, y quedaré ciego sólo a medias.
Dicho y hecho, le dice al ángel:
- ¡Dile que sí, que la espero!
El ángel se subió rápido hacia el Cielo. El monje se quedó en oración, y al anochecer oye una música celestial, divina.
Unas luces que al principio le parecieron muchas estrellitas se fueron convirtiendo en un esplendor indescriptible.
Y allí, allí en medio, que venía la Virgen rodeada de muchos ángeles, se ponía delante de él, le miraba, le sonreía...
Bueno, nuestro monje estaba loco. Y ante tanta belleza, grita entusiasmado:
- ¡Ahí me quede ciego del todo para siempre! Abro bien los dos ojos, porque de esto no me pierdo nada, nada...
Y la Virgen, más buena que Ella sola, le mira con mayor ternura que nunca, y le dice al fin:
- Bien, bien... Tú no querías quedarte ciego, y yo no quiero que te quedes ni tuerto. Seguirás viendo con los dos ojos. Pero, ya lo sabes. A ser cada vez más bueno, porque tengo muchas ganas de que vengas al Cielo para que allí me contemples bien y para siempre. Aunque has de saber que cuando veas a mi Hijo Jesús, y cuando estés metido en la visión de Dios, entonces vas a contemplar lo que ahora no te puedes ni imaginar. ¡Adiós, adiós!....
La Virgen se alejaba, se alejaba hacia las alturas.
El monje, vuelto en sí, no sabía cómo dar las gracias a la Virgen. Y como la Virgen le dijo que Jesús era mucho, pero mucho más hermoso, y que no se podía ni imaginar lo que era Dios, ahora no quería sino ver a Jesús y ver a Dios. Pero ya no se atrevía a pedir semejante gracia para la tierra. ¡Esperaré al Cielo!, se decía. Y lo esperó haciéndose
cada día más santo, porque le habían dicho que cuanto más santo es uno y cuanta más gracia de Dios se lleva de este mundo, más y mejor verá a Dios en el Cielo. Siguió, pues, con su vida de santico y esperando siempre que le llegara el día de la muerte, porque se decía las palabras de San Pablo, que él ampliaba a su gusto:
- ¡Siempre estaré con el Señor, siempre con la Virgen, siempre metido en la visión de Dios!...
Y por alargar en todos sus detalles el cuento del monje, a nosotros se nos va acabando el tiempo que la emisora nos da para nuestro mensaje.
Pero hemos entendido bien la lección de la esperanza cristiana: suspirar por el Cielo, donde tenemos el término feliz de nuestra existencia.

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El cuento bonito nos ha llevado a María, pero María nos lleva a Dios. ¿Cuál será la hermosura

El pan de mamá. EUCARISTIA, PAN QUE NOS AMASÓ MARIA


La misión que María trajo al mundo se resume en una palabra: ser MADRE, la Madre de Jesús y la Madre nuestra.
Ser la madre de Jesús es lo mismo que ser la Madre de Dios.
Ser la Madre nuestra es lo mismo que ser la Madre espiritual de todos los redimidos, porque Jesús desde la cruz le confió este encargo y esta misión grandiosa. En el orden de la Gracia, María es tan madre nuestra como la madre bendita y querida a la que debemos nuestros ser de hombres.

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Por eso, para entender a María, no hay medio mejor que mirar a la madre que hemos tenido la dicha de tener en el mundo.
Es muy fácil pasar de la madre de aquí a la Madre del Cielo.
Pongamos en María, y en el grado máximo, todo lo bueno que vemos en nuestra madre, y habremos atinado del todo al querer valorar la Maternidad Espiritual de María sobre todos nosotros.
Hubo un caso durante la Primera Guerra Mundial que se hizo célebre en todos los periódicos italianos.
El muchacho había sido herido de gravedad en el frente de batalla. Avisada la familia, el papá se puso inmediatamente en camino y se fue lejos, donde el hijo hospitalizado se debatía entre la vida y la muerte. Eran de familia campesina, y todo lo que el padre pudo llevar al hijo eran cosas de la casa. Pero aquí estuvo la salvación. El muchacho no reaccionaba. No había modo de que comiera. Sin embargo, el padre le alargó un trozo de pan, diciéndole:
- Toma, es pan de la mamá. El que hace ella siempre en casa. Come, que te irá bien.
El muchacho se emociona y va repitiendo:
- ¡Es el pan de mamá! El pan de mamá, el pan de mamá...
Un bocadito, otro bocadito, un poco más... Se lo come todo. Viene la reacción del enfermo, y al poco tiempo la curación era total.
¡Es el pan de mamá!...
El recuerdo del ser más querido hace prodigios en nuestras vidas. El pan amasado por las manos de mamá tiene un sabor diferente a cualquier otro pan.

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Queremos decir: el amor de la madre, la enseñanza de la madre, los cuidados de la madre, el ejemplo de la madre, todo lo de la madre lleva una marca y un sello en su constitución que no se suple por nada. Dios se ha lucido en todas sus criaturas. Pero, donde se desbordó su solicitud y su providencia para con nosotros, fue en la formación de esa mujer-madre, que es la obra maestra salida de sus manos.
Nosotros vamos a sacar de aquí algunas consecuencias que saltan a la vista.
Por ejemplo, la conciencia que tiene la madre acerca de su alta misión.
Dios le ha confiado a ella la formación del hombre.
Sobre todo, la formación de sus sentimientos.
De aquí se sigue, y lo comprobamos cada día, que cualquier mujer, con vocación de madre, se forma a sí misma en los sentimientos más nobles.
Lo que ella es lo va dejando impreso de manera indeleble en el ser de los que son o serán sus hijos. Como llevada de un instinto natural, la madre, para formar, se forma ante todo a sí misma.
Otra consecuencia comprobada es el amor, el afecto, el cariño, que la madre sabe poner en todas sus cosas, hasta en las más ordinarias de la vida. La cara-disgusto no dice, no pega, no cae bien con la cara-cariño que ostenta siempre la madre.
La madre, por naturaleza y por misión, tiene siempre una cara como un sol. Podrá muchas veces mostrar dolor y preocupación, pero nunca amargura y resentimiento.
El pan que se comió el muchacho moribundo era un pan como el de las demás casas campesinas de la región. Pero, al comerlo, le vino a la mente toda aquella solicitud que la mamá querida ponía en todo lo que ella hacía por los hijos. No le salvó la vida el pan, sino el amor con que la mamá hacía el pan...
Muchas veces en nuestros mensajes hablamos sobre la madre. O expresamente de ella, o cuando nos toca hablar del matrimonio, de la familia, de los hijos... El tema de la madre es siempre actual. No cansa nunca. Y siempre, aunque no lo advirtamos ni lo pretendamos, se pone todo el corazón cuando queremos al hablar del ser más querido.
Admira la confesión de uno de los pensadores más leídos: - Todo lo que soy o espero ser se lo debo a la angelical solicitud de mi madre (Pascal)
Al hablar así de la mamá que por dicha nos ha tocado tener en el hogar, se nos va el pensamiento a la mejor de todas las madres, la que Cristo nos dio en la Cruz, y ejemplar de todas las madres.
María, al darnos a Cristo, el Pan vivo bajado del Cielo y horneado en sus entrañas, ha puesto también y pone todo su Corazón de Madre cuando nos da Jesús a cada uno de nosotros. Así lo expresó, con belleza inigualable, San Juan de Ávila, uno de los clásicos de nuestra lengua:
- Allí está el manjar en el Altar; la Santísima Virgen es la que nos lo guisó, y por ser ella la guisandera, se le pega más el sabor al manjar, aunque él es de sí dulce y sabroso y pone gran codicia de comerlo. Desde allí nos está convidando con él.
De este modo escribía aquel gran Maestro sobre el Pan de la Virgen en el siglo dieciséis. Y nosotros, al recibirlo hoy, sobre todo en la Eucaristía, nos vamos repitiendo el estribillo del soldadito italiano casi muerto, pero resucitado por el milagro de... ¡el Pan de mamá, el Pan de mamá!

Oración de protección: La Coraza de San Patricio





La hermosa oración de San Patricio, popularmente conocida como "La Coraza de San Patricio", fue supuestamente compuesta por él en preparación a la victoria sobre el paganismo. La siguiente es una traducción literal de un antiguo texto irlandés. es una poderosa oración de protección ante las distintas adversidades de la vida cotidiano y los combates espirituales.

Me levanto hoy
Por medio de poderosa fuerza,
la invocación de la Trinidad,
Por medio de creer en sus Tres Personas,
Por medio de confesar la Unidad,
Del Creador de la Creación.

Me levanto hoy
Por medio de la fuerza del nacimiento de Cristo y su bautismo,
Por medio de la fuerza de Su crucifixión y su sepulcro,
Por medio de la fuerza de Su resurrección y asunción,
Por medio de la fuerza de Su descenso para juzgar el mal.

Me levanto hoy
Por medio de la fuerza del amor de Querubines,
En obediencia de Ángeles,
En servicio de Arcángeles,
En la esperanza que la resurrección encuentra recompensa,
En oraciones de Patriarcas,
En palabras de Profetas,
En prédicas de Apóstoles,
En inocencia de Santas Vírgenes,
En obras de hombres de bien.

Me levanto hoy
Por medio del poder del cielo:Luz del sol,
Esplendor del fuego,
Rapidez del rayo,
Ligereza del viento,
Profundidad de los mares,
Estabilidad de la tierra,
Firmeza de la roca.

Me levanto hoy
Por medio de la fuerza de Dios que me conduce:
Poder de Dios que me sostiene,
Sabiduría de Dios que me guía,
Mirada de Dios que me vigila,
Oído de Dios que me escucha,
Palabra de Dios que habla por mí,
Mano de Dios que me guarda,
Sendero de Dios tendido frente a mí,
Escudo de Dios que me protege,
Legiones de Dios para salvarme
De trampas del demonio,
De tentaciones de vicios,
De cualquiera que me desee mal,
Lejanos y cercanos,
Solos o en multitud.

Yo invoco éste día todos estos poderes entre mí y el malvado,
Contra despiadados poderes que se opongan a mi cuerpo y alma,
Contra conjuros de falsos profetas,
Contra las negras leyes de los paganos,
Contra las falsas leyes de los herejes,
Contra obras y fetiches de idolatría,
Contra encantamientos de brujas, forjas y hechiceros,
Contra cualquier conocimiento corruptor de cuerpo y alma.

Cristo escúdame hoy
Contra filtros y venenos,
Contra quemaduras,
Contra sofocación,
Contra heridas,
De tal forma que pueda recibir recompensa en abundancia.

Cristo conmigo,
Cristo frente a mí,
Cristo tras de mí,
Cristo en mí,
Cristo a mi diestra,
Cristo a mi izquierda,
Cristo al descansar,
Cristo al levantar,
Cristo en el corazón de cada hombre que piense en mí,
Cristo en la boca de todos los que hablen de mí,
Cristo en cada ojo que me mira,
Cristo en cada oído que me escucha.

Me levanto hoy
Por medio de poderosa fuerza, la invocación de la Trinidad,
Por medio de creer en sus Tres Personas,
Por medio de confesar la Unidad,
Del Creador de la Creación.



Francisco Forgione (El Beato Padre Pío) nació en el seno de una humilde y religiosa familia, el Miércoles 25 de mayo de 1887 a las 5 de la tarde, hora en que las campanas de la Iglesia sonaban para llamar a todos los fieles a honrar a la Virgen Santísima en su mes. Padre Pío nació en una pequeña aldea del Sur de Italia, llamada Pietrelcina, una pequeña villa en la provincia de Benevento, Italia. Sus padres, Horacio Forgione y María Giuseppa de Nunzio Forgione, ambos agricultores, encomendaron la protección de su recién nacido a San Francisco de Asís, por esta razón le bautizaron con el nombre de Francisco al día siguiente de su nacimiento.



El Padre Pío, cuando era aún un bebé, lloraba desconsoladamente al grado que su padre no lograba descansar por la noche de lo fuerte y constante de su llanto, su padre decía que "al bebé nunca se le acababa el aire". Una vez que se encontraba con su papá a solas en casa, este no pudo consolarle para que parara de llorar y lo arrojó en la cama exclamando: "Parece que el diablo hubiese nacido en mi casa". Relata el Padre Pío que desde ese preciso momento, nunca más volvió a llorar así.

La familia Forgione vivía en el sector más pobre de Pietrelcina. Francisco fue pobre, pero como él mismo diría más adelante, nunca careció de nada... Los valores eran diferentes en aquella época; un niZo se consideraba dichoso si tenía lo básico para vivir. Fue un niño muy sensible y espiritual.


Inicio de sus experiencias extraordinarias

Su vida transcurrió en los alrededores de la Iglesia Santa María de los Ángeles, que podríamos decir fue como su "hogar". Aquí fue bautizado, hizo su Primera Comunión, su Confirmación, y precisamente aquí, a los cinco años de edad, tuvo una aparición del Sagrado Corazón de Jesús. El Señor posó Su mano sobre la cabeza de Francisco y este prometió a San Francisco que sería un fiel seguidor suyo. El curso de su vida y su vocación quedaría desde ese momento sellado. Padre Pío se ofrece a tan corta edad como víctima. Este año marcaría la vida de Francisco para siempre; empieza a tener apariciones de la Santísima Virgen, que continuarían por el resto de su vida. También tenía trato familiar con su ángel guardián, con el que tuvo la gracia de comunicarse toda su vida y el cual sirvió grandemente en la misión que él recibiría de Dios.

Es también a esta edad que los demonios comenzaron a torturarlo. El niño acostumbraba a cobijarse bajo la sombra de un árbol particular durante los cálidos y soleados días de verano. Amigos y vecinos testificaron que fueron en más de una ocasión las veces que le vieron pelear con lo que parecía su propia sombra. Estas luchas continuarían por el resto de su vida.

Fue un niño callado, diferente y tímido, muchos dicen que a tan corta edad ya mostraba signos de una profunda espiritualidad. Era piadoso, permanecía largas horas en la iglesia después de Misa. Hizo hasta arreglos con el sacristán para que le permitiera visitar al Señor en la Eucaristía, en los momentos en los cuales la iglesia permaneciera cerrada.




Curado por los chiles

En tiempos en que el Padre era aún pequeño, la tifoidea era una enfermedad mortal y el pequeño Francisco se vio al borde de la muerte a consecuencia de ella. La fiebre le llego tan alta, que el mismo doctor le informó a su madre que al pequeño Francisco le quedaban unas cuantas horas de vida. La madre, aun con el dolor que experimentaba su corazón, debió continuar sus labores domésticas y preparó, como de costumbre, alimentos para los trabajadores que les ayudaban con sus tierras. La comida que Guiseppa preparó fueron chiles fritos y los trabajadores no se los terminaron por ser tan picosos. Al pequeño enfermo, el olor de los chiles le resultó muy apetecible y en cuanto se encontró a solas, no pudiendo caminar, se arrastró hasta el lugar en el que se encontraban los chiles que tanto le apetecían y se los comió todos.

Cuando terminó de comer, se regresó a su cama y sintió una gran sed. Llamó a su hermano Miguel para que le trajera algo de tomar. Su hermano le llevó una botella de leche y le sirvió un poco en una cuchara, como lo habían estado haciendo. Francisco, tomó la botella y se la tomó toda para la sorpresa de su hermano.

Cuando su madre regresó más tarde a buscar los chiles, encontró el plato vacío y no se imaginó que hubiese sido Francisco el que se los hubiese comido. Aunque esta comida podría haber sido fatal para su salud, produjo cambios radicales. Desde ese momento, Francisco se curó de la tifoidea y su salud se restauró por completo.

Un milagro en su presencia

Un día, siendo aún pequeño, acompañó a su padre, Horacio, en una peregrinación al Santuario de San Peregrino. La iglesia estaba llena de fieles de todas partes. Francisco se arrodilló para orar al frente del Santuario y observaba la angustia de una madre que se acercó al altar con un niño deforme en sus brazos e imploraba al Santo que intercediera por la sanación de su hijo.

Mientras su padre se preparaba para salir de la Iglesia, Francisco no se movía en profunda oración de intercesión por el niño. La madre de este, en un arrebato de desesperación dijo en voz alta frente a la imagen del Santo: "Cura a mi hijo, si no lo quieres curar, tómalo, yo no lo quiero" y diciendo esto, arrojó al niño en el altar. En el preciso momento en que el niño tocó el altar, éste sanó por completo. Esta experiencia del poder de la oración, afianzó grandemente la confianza de Francisco en el poder de la intercesión de los Santos.


Primeros estudios

Francisco tenía gran sed de aprender. Por no haber escuelas en la villa, unos granjeros se voluntarizaron para enseñar a los niños del área. Su mayor ambición era que los niños pudieran aprender a leer y los más brillantes a escribir. La enseñanza se llevaba a cabo durante la noche por la necesidad existente de trabajar, tanto adultos como niños durante el día. Francisco estudiaba durante este tiempo. Otros niños preferían jugar, pero esto no era una de sus prioridades. Su preferencia era siempre pasar la mayor parte del tiempo en oración y estudiar en el tiempo destinado para el aprendizaje. Padre Pío fue un niño disciplinado, que entendía el sacrificio que era para sus padres patrocinar su tiempo de aprendizaje.

Estudios para prepararlo a la Vida Religiosa

Llegó el momento en el cual Francisco manifestará su deseo de ser religioso. Su padre, al ver la limitación existente de educación en la villa, emigró a los Estados Unidos y a Jamaica buscando mejor solvencia económica que le permitiera sufragar los gastos de educación para Francisco. Sus padres, aunque humildes, recibieron gran sabiduría del Señor para ver el camino que su hijo habría de seguir. Hicieron grandes sacrificios para que se hiciera posible.

Fue durante este tiempo en que su madre, Giuseppa, hizo arreglos para que su hijo recibiera la formación necesaria para poder ingresar en el seminario. La única posibilidad en ese momento era recibir clases con Don Domenico Tizzani, un ex-sacerdote que habiendo abandonado el ministerio, había contraído matrimonio. Don Domenico tenía la reputación de ser muy buen maestro, pero algo pasaba con el joven Francisco que parecía tener un bloqueo mental en su presencia.

Doña Giuseppa buscó otro maestro para Francisco y lo encontró en el maestro Angelo Cavacco. Con él, el joven Francisco avanzó con gran rapidez y mostró tener gran capacidad.


Preparación para el Noviciado

Los días antes de entrar al seminario fueron días de visiones del Señor, que le prepararían para grandes luchas. Jesús le permitió ver a Francisco el campo de batalla, los obstáculos y enemigos. A un lado habían hombres radiantes, con vestiduras blancas, al otro lado, inmensas bestias espantosas de color oscuro. Era una escena aterradora y las rodillas del joven Francisco comenzaron a temblar. Jesús le dice que se tiene que enfrentar con la horrenda criatura, a lo que Francisco responde temeroso, rogándole al Señor que no le pidiera cosa semejante de la cual no podría salir victorioso. Jesús vuelve a repetir su petición dejándole saber que estaría a su lado. Francisco entonces entra en un feroz combate, los dolores infligidos en su cuerpo eran intolerables, pero salió triunfante. Jesús alertó a Francisco de que entraría en combate nuevamente con este demonio a lo largo de toda su vida, que no temiera: "Yo estaré protegiéndote, ayudándote, siempre a tu lado hasta el fin del mundo". Esta visión particular petrificó a Padre Pío por 20 años.

El día antes de entrar al Seminario, Francisco tuvo una visión de Jesús con su Santísima Madre. En esta visión, Jesús posa Su mano en el hombro de Francisco, dándole valor y fortaleza para seguir adelante. La Virgen María, por su parte, le habla suavemente, sutil y maternalmente penetrando en lo más profundo de su alma.

Ingreso en el Noviciado de Morcone

Padre Pío siempre caminó el sendero estrecho, no permitiéndose lujos ni nada que le pudiera desviar de su relación con Jesús. A los 15 años de edad, Francisco había adelantado lo suficiente como para entrar al Seminario; sería Fraile Capuchino. Ingresó con la Orden Franciscana de Morcone el 3 de enero de 1902. Quince días después de su entrada, el día 22 de enero de 1902, Francisco recibió el hábito franciscano que está hecho en forma de una cruz y percibió que desde ese momento su vida estaría "crucificada en Cristo", tomó además, por nombre religioso, Fray Pío de Pietrelcina en honor a San Pío V.

La Fraternidad Capuchina en la cual ingresó era una de las más austeras de la Orden Franciscana y una de las más fieles a la regla original de San Francisco de Asís. El ayuno y la penitencia eran prácticas habituales. El Fraile Pío abrazó todas las formas de autoprivación, comiendo siempre muy poco, en una ocasión se alimentó únicamente de la Eucaristía por 20 días y aunque débil físicamente se presentaba a clases con preclara alegría. Fue una de las mejores épocas de su vida: "Soy inmensamente feliz cuando sufro, y si consintiera los impulsos de mi corazón, le pediría a que Jesús me diera todo el sufrimiento de los hombres".

Primera bilocación

En 1905, solo dos años después de haber entrado al Seminario, el Fraile Pío experimenta por primera vez la bilocación. Rezando acompañado de otro fraile en el coro, una noche fría de enero, alrededor de las 11:00 de la noche, se encontró a sí mismo muy lejos, en una casa muy elegante en la cual un padre de familia agonizaba en el mismo momento que su hija nacía. Nuestra Santísima Madre se le apareció al Fraile Pío diciéndole: "Encomiendo esta criatura a tus cuidados; es una piedra preciosa sin pulir. Trabaja en ella, lústrala, hazla brillar lo más posible, porque un día me quiero adornar con ella". A lo que él contestó: "¿Cómo puede ser esto posible si soy un pobre estudiante, y todavía ni siquiera sé si tendré la fortuna de llegar a ser sacerdote? Y si no llegara a ser sacerdote, ¿cómo podría ocuparme de esta niña estando tan lejos?". La Virgen le contestó: "No dudes. Será ella quien venga a ti, pero la conocerás de antemano en la Basílica de San Pedro". Inmediatamente se encontró de nuevo en el coro donde había estado rezando minutos antes.

Dieciocho años más tarde esta niña se presentó en la Basílica de San Pedro, agobiada y buscando a un sacerdote con quien pudiera confesarse y recibir dirección espiritual. Ya era tarde y la Basílica iba a cerrar, miró a su alrededor y vio a un fraile entrar en el confesionario y cerrar la puerta. La joven se le acercó y comenzó a compartirle sus problemas. El sacerdote absolvió sus pecados y le dio la bendición. La joven en agradecimiento quiso besarle la mano, pero al abrir el confesionario solo encontró una silla vacía.

Un año después, la joven fue en peregrinación a San Giovanni Rotondo. Padre Pío caminaba por los pasillos de las celdas repletos de peregrinos y al ver a la joven entre ellos, la señaló diciendo: "Yo te conozco, tu naciste el día que tu padre murió", la joven, sorprendida, esperó largo rato para poderse confesar con el Padre y aclarar sus inquietudes. Padre Pío le recibe en el confesionario con estas palabras: "Mi hija, has venido finalmente; he esperando tantos años por ti!". La joven aún más sorprendida le manifestó que él estaba equivocado, siendo ésta la primera vez que ella visitaba San Giovanni. A lo que Padre Pío contestó: "Ya tú me conoces, viniste a mí el año pasado en la Basílica de San Pedro".

La joven se convirtió en su hija espiritual, obedeciendo siempre a sus consejos. Se casó y formó una sólida y ejemplar familia cristiana.



Ordenación Sacerdotal

El 10 de agosto de 1910, Padre Pío es ordenado sacerdote en la Catedral de Benevento, Italia. La tarde de aquel día, escribe esta oración: "Oh Jesús, mi suspiro y mi vida, te pido que hagas de mí un sacerdote santo y una víctima perfecta".

El día de su ordenación, su padre se encontraba en América, pero su madre, su hermano Miguel y su esposa, y sus tres hermanas le acompañaron en ese día tan especial. Al finalizar la Santa Misa, su madre y sus hermanos se acercaron a la baranda para recibir su primera bendición. Su madre no podía contener sus lágrimas, tanto de la emoción como del dolor de pensar en la ausencia de su esposo, cuyo sacrificio había hecho posible la ordenación de su hijo.

Como era la costumbre, el nuevo Padre celebraría su primera Misa en la iglesia de su pueblo, en Santa María de los Ángeles. En la misma iglesia en la que 23 años antes había sido bautizado, en donde había recibido la Primera Comunión y el Sacramento de la Confirmación.

El padre solía decirles a sus hijos espirituales "Si ustedes desean asistir a la Sagrada Misa con devoción y obtener frutos, piensen en la Madre Dolorosa al pie del Calvario".

De regreso en Pietrelcina

Mientras más alto escalaba el joven sacerdote hacia la perfección, más era asechado por el demonio. Y mientras más atormentado era por Satanás, más crecía en fe y en amor al Señor.

Poco después de su ordenación, le volvieron las fiebres y los males que siempre le aquejaron durante sus estudios, y fue enviado a su pueblo, Pietrelcina, para que se restableciera de salud.

Cada vez que se hacía el intento para restaurarlo a la vida religiosa dentro del monasterio, este fracasaba, pues su salud empeoraba. Su vida sacerdotal en Pietrelcina incluía mucha oración acompañada de muchas funciones religiosas, así como estudios teológicos, catecismo para los niños del pueblo y reuniones con individuos y familias.

Durante este período en Pietrelcina, su antiguo profesor, el ex sacerdote Tizzani, agonizaba. Su hija, viéndolo cerca a la muerte, llamó al Padre Pío para que asistiera a su padre, quien providencialmente pasaba por su casa en ese momento. El moribundo recibió del Padre la gracia de Dios y la salvación eterna de su alma, hizo su confesión con lágrimas de arrepentimiento y murió en paz.


Transverberación del Padre Pío
obra del P. Pío G.C. Cúneo
Con permiso del autor

Primera aparición de los estigmas

Durante su primer año de ministerio sacerdotal, en 1910, el Padre Pío manifiesta los primeros síntomas de los estigmas. En una carta que escribe a su director espiritual los describe así: "En medio de las manos apareció una mancha roja, del tamaño de un centavo, acompañada de un intenso dolor. También debajo de los pies siento dolor". Estos dolores en la manos y los pies del Padre Pío, son los primeros recuentos de las estigmas que fueron invisibles hasta el año 1918.

Una vez el dolor que el Padre Pío experimentó fue tan agudo, que se sacudió las manos, las cuales sentía que se le quemaban, a lo que su madre le preguntó: "Que es eso?, es que ahora también tocas la guitarra?". El Padre se limitó a no responder.

Este tiempo en su pueblo natal fue un período de grandes combates espirituales con el demonio, pero también de grandes consuelos a través de éxtasis y fenómenos místicos, tanto interiores como exteriores, espirituales y físicos. El demonio solía aparecérsele de distintas maneras. Algunas veces lo hacía en la apariencia de animales, de mujeres bailando danzas impuras, de carceleros que lo azotaban e incluso bajo la apariencia de Cristo Crucificado, de su Ángel de la Guarda, San Francisco de Asís, la Virgen María, también bajo la apariencia de su director espiritual, su provincial, etc. pero después de estos asaltos del demonio, era consolado con éxtasis y apariciones de Jesús, la Santísima Virgen María, su Ángel Guardián, San Francisco y otros santos.

El día 12 de agosto de 1912 experimentó por primera vez la "llaga del amor". El Padre Pío le escribió a su director espiritual explicándole lo sucedido: "Estaba en la Iglesia haciendo mi acción de gracias después de la Santa Misa, cuando de repente sentí mi corazón herido por un dardo de fuego hirviendo en llamas y yo pensé que me iba a morir".

Por siete años, Padre Pío permanece fuera del Convento, en Pietrelcina. Naturalmente, esta vida estaba en contraste con la regla franciscana y algunos hermanos frailes se quejaron de esto. Fue entonces cuando el Superior General de la Orden pidió a la Sagrada Congregación de los Religiosos la exclaustración del P. Pío. Fue un golpe muy duro para él y en un éxtasis se quejó con San Francisco de Asís. La Congregación de los Religiosos no escuchó la solicitud del Superior General y concedió que el Padre Pío siguiera viviendo fuera del convento, hasta que estuviera completamente restablecida su salud.



De regreso a la vida monástica

El día 17 de febrero de 1916, el Padre Pío salió de Pietrelcina rumbo a Foggia, donde los superiores lo llamaron para dar un servicio espiritual. Gracias a las oraciones de Rafaelina Cerase, una señora muy enferma y cercana a la muerte, el Padre Pío puede regresar definitivamente a la vida comunitaria. Esta buena señora se ofreció a Dios como víctima para que el Padre pudiese oír confesiones y con ello traer gran beneficio a las almas.

Aunque el Padre nunca más pudo regresar a Pietrelcina, su amor por ella nunca disminuyó. Durante la Segunda Guerra Mundial, el Padre, refiriéndose a su pueblo dijo: "Pietrelcina será preservada como la niña de mis ojos". Y antes de morir, hablando proféticamente dijo: "Durante mi vida he favorecido a San Giovanni Rotondo. Después de mi muerte, favoreceré a Pietrelcina".

Primera visita a San Giovanni Rotondo

El día 28 de julio de 1916, el Padre Pío llega a San Giovanni Rotondo por primera vez. San Giovanni Rotondo era en ese entonces una pequeña villa en la península del Gargano, rodeada por casas muy pobres, sin luz, sin agua potable ni cañería, sin caminos pavimentados y sin formas de comunicación modernos, muy parecido a la forma de vida en las villas pequeñas de aquel entonces.

El monasterio se encontraba a unos dos kilómetros del pueblo y para llegar a este, era necesario ir en mula. El monasterio contaba con una pequeña y rústica Iglesia de Nuestra Señora de la Gracia del siglo XIV.

Regreso permanente a San Giovanni Rotondo

Padre Pío fue invitado a San Giovanni por el Padre Guardián y su breve visita fue del 28 de julio al 5 de agosto. Durante esta visita, la salud del Padre parece haber mejorado un poco lo cual agradó al Padre Provincial y este lo mandó bajo obediencia a regresar a San Giovanni por un tiempo, hasta que mejorase más su salud. El Padre regresó al Monasterio del Gargano el día 4 de septiembre de 1916. En los designios del Señor, lo que en un inicio se pensó sería temporal, duró 52 años, hasta la muerte del Padre.




Experiencia Militar

El Padre Pío fue llamado a las filas militares tres veces durante la Primera Guerra Mundial y las tres veces fue regresado luego de un corto período por motivos de salud. La última vez que fue llamado, su salud desmejoró tanto, que los mismos médicos le dieron de baja para "permitirle morir en paz en su hogar". Las cortas permanencias en las filas militares causaron en él grandes dolores en su alma, a causa de la dureza de los soldados, las blasfemias que escuchó y el verse alejado de la vida monástica. Otro gran dolor era el no poder ofrecer la Santa Misa todos los días.

El Padre fue dado de baja de las filas militares con papeles que atestiguaban su buena conducta, su honor y fidelidad a la patria, aunque se salvó de haber confrontado cargos de deserción por no presentarse a una cita, a causa de un error del cartero de San Giovanni Rotondo. Este no sabía que Francisco Forgione y el Padre Pío eran la misma persona y por ello no supo a quién darle la cita.

El seminario menor

El Padre Pío sirvió como padre espiritual de los jóvenes que formaban parte del seminario seráfico menor, que en ese momento estaba en San Giovanni Rotondo. Él se encargaba de proveerles meditaciones, de confesarlos y de tener conversaciones espirituales con ellos. Oraba mucho y vigilaba su avance espiritual y hasta llegó a pedir permiso para ofrecerse como víctima al Señor por la perfección de este grupo a quienes como él mismo decía "amaba con ternura".

Un día en que daba un paseo con los jóvenes les dijo: "Uno de ustedes me traspasó el corazón". Los jóvenes quedaron perplejos ante este comentario, pero no se atrevían a preguntar quién había sido el culpable. "Uno de ustedes esta mañana hizo una Comunión sacrílega. Y saber que fui yo el que se la dio hoy durante la Misa". El joven culpable se arrojó a sus pies y confesó ser él el culpable. El Padre hizo seña a los demás para que se retiraran un poco y ahí mismo en la calle escuchó su confesión y lo restauró a la gracia de Dios.

Transverberación del corazón

La transverberación es una gracia extraordinaria que algunos santos como Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz han recibido. El corazón de la persona escogida por Dios es traspasado por una flecha misteriosa o experimentado como un dardo que al penetrar deja tras de sí una herida de amor que quema mientras el alma es elevada a los niveles más altos de la contemplación del amor y del dolor.

El Padre Pío recibió esta gracia extraordinaria el 5 de agosto de 1918. En gran simplicidad, el Padre le narró a su director espiritual lo sucedido: "Yo estaba escuchando las confesiones de los jóvenes la noche del 5 de agosto cuando, de repente, me asusté grandemente al ver con los ojos de mi mente a un visitante celestial que se apareció frente a mí. En su mano llevaba algo que parecía como una lanza larga de hierro, con una punta muy aguda. Parecía que salía fuego de la punta.

Vi a la persona hundir la lanza violentamente en mi alma. Apenas pude quejarme y sentí como que me moría. Le dije al muchacho que saliera del confesionario, porque me sentía muy enfermo y no tenía fuerzas para continuar.

Este martirio duró sin interrupción hasta la mañana del 7 de agosto. Desde ese día siento una gran aflicción y una herida en mi alma que está siempre abierta y me causa agonía."

Las estigmas de Cristo

Sin duda alguna lo que ha hecho famoso al Padre Pío es el fenómeno de los estigmas: las cinco llagas de Cristo crucificado que llevó en su cuerpo visiblemente durante 50 años.

Un poco más de un mes después de haber recibido el traspaso del corazón, el Padre Pío recibe las señas, ahora visibles, de la Pasión de Cristo.

El Padre describe este fenómeno y gracia espiritual a su director por obediencia: "Era la mañana del 20 de septiembre de 1918. Yo estaba en el coro haciendo la oración de acción de gracias de la Misa y sentí poco a poco que me elevaba a una oración siempre más suave, de pronto una gran luz me deslumbró y se me apareció Cristo que sangraba por todas partes. De su cuerpo llagado salían rayos de luz que más bien parecían flechas que me herían los pies, las manos y el costado.

Cuando volví en mí, me encontré en el suelo y llagado. Las manos, los pies y el costado me sangraban y me dolían hasta hacerme perder todas las fuerzas para levantarme. Me sentía morir, y hubiera muerto si el Señor no hubiera venido a sostenerme el corazón que sentía palpitar fuertemente en mi pecho. A gatas me arrastré hasta la celda. Me recosté y recé, miré otra vez mis llagas y lloré, elevando himnos de agradecimiento a Dios".

Los estigmas del Padre Pío eran heridas profundas en el centro de las manos, de los pies y el costado izquierdo. Tenía manos y pies literalmente traspasados y le salía sangre viva de ambos lados, haciendo del Padre Pío el primer sacerdote estigmatizado en la historia de la Iglesia (San Francisco Asís no era sacerdote).

El provincial de los Capuchinos de Foggia invitó al Profesor Romanelli, médico y director de un prestigioso hospital, para que estudiara el caso y diera su parecer. El Doctor Romanelli no tuvo la menor duda del carácter sobrenatural del fenómeno. Poco después la Curia Generalicia de los Capuchinos en Roma envió a San Gionanni Rotondo a otro especialista, el profesor Jorge Festa. Sus conclusiones fueron que "los estigmas del Padre Pío tenían un origen que los conocimientos científicos estaban muy lejos de explicar. La razón de su existencia está mas allá de la ciencia humana".

La noticia de que el Padre Pío tenía los estigmas se extendió rápidamente. Muy pronto miles de personas acudían a San Giovanni Rotondo para verle, besarle sus manos, confesarse con él y asistir a sus Misas.

La palabra ESTIGMA viene del griego y significa "marca" o "señal en el cuerpo", y era el resultado del sello de un hierro candente con el cual marcaban a los esclavos. En sentido médico, estigma quiere decir una mancha enrojecida sobre la piel, que es causada porque la sangre sale de los vasos por una fuerte influencia nerviosa, pero nunca llega a ser perforación. En cambio los estigmas que han tenido los místicos son lesiones reales de la piel y de los tejidos, llagas verdaderas como, en este caso, las han descrito los doctores Romanelli y Festa.



La Santa Sede interviene en las investigaciones

Después de minuciosas investigaciones, la Santa Sede quiso intervenir directamente. En aquel entonces era una gran celebridad en materia de psicología experimental, el Padre Agustín Gimelli, franciscano, doctor en medicina, fundador de la Universidad Católica de Milán y gran amigo del Papa Pío XI.

El Padre Gimelli fue a visitar al Padre Pío, pero como no llevaba permiso escrito para examinar sus llagas, este rehúso a mostrárselas. El Padre Gimelli se fue de San Giovanni con la idea de que los estigmas eran falsos, de naturaleza neurótica y publicó su pensamiento en un artículo publicado en una revista muy popular. El Santo Oficio se valió de la opinión de este gran psicólogo e hizo público un decreto el cual declaraba la poca constancia en la sobrenaturalidad de los hechos.

Primera gran prueba. Diez años de aislamiento

En los años siguientes hubo otros tres decretos y el último fue condenatorio, prohibiendo las visitas al Padre Pío o mantener alguna relación con él, incluso epistolar. Como consecuencia, el Padre Pío pasó 10 años -de 1923 a 1933- aislado completamente del mundo exterior, entre la paredes de su celda. Durante estos años no solo sufría los dolores de la Pasión del Señor en su cuerpo, también sentía en su alma el dolor del aislamiento y el peso de la sospecha. Su humildad, obediencia y caridad no se desmintieron nunca.

El Sacrificio de la Misa

El Padre Pío se levantaba todas la mañanas a las tres y media y rezaba el oficio de las lecturas. Fue un sacerdote orante y amante de la oración. Solía repetir: "La oración es el pan y la vida del alma; es el respiro del corazón, no quiero ser más que esto, un fraile que ama". Celebraba la Santa Misa en las mañanas acompañado de dos religiosos. Todos querían verlo y hasta tocarlo, pero su presencia inspiraba tanto respeto que nadie se atrevía a moverse en lo más mínimo. La Misa duraba casi dos horas y todos los presentes se sumergían de forma particular en el misterio del sacrificio de Cristo, multitudes se volcaban apretadas alrededor del altar deteniendo la respiración. Aunque no existe diferencia esencial en la celebración de la Santa Misa de cualquier otro sacerdote, porque el sacerdote y la víctima es siempre Cristo, con el Padre Pío la imagen del Salvador -traspasado en sus manos, pies y costado- era más transparente.

El Padre Pío vive la Santa Misa, sufriendo los dolores del Crucificado y dando profundo sentido a las oraciones litúrgicas de la Iglesia. En los anales de la Iglesia, Padre Pío es el primer sacerdote estigmatizado; el fue esencialmente sacerdote, y su santidad fue esencialmente sacerdotal. Toda su vida giraba alrededor de esta realidad en la cual prestaba su boca a Cristo, sus manos y sus ojos. Cuando decía: "Esto es mi Cuerpo...Esta es mi Sangre", su rostro se transfiguraba. Olas de emoción lo sacudían, todo su cuerpo se proyectaba en una muda imploración. "La Misa", dijo una vez a un hijo espiritual, "es Cristo en al Cruz, con María y Juan a los pies de la misma y los ángeles en adoración. Lloremos de amor y adoración en esta contemplación". Mientras el Padre celebraba el Santo Sacrificio, el tiempo parecía detenerse.

Una vez se le preguntó al Padre cómo podía pasar tanto tiempo de pie en sus llagas durante toda la Santa Misa, a lo que él respondió: "Hija mía, durante la Misa no estoy de pie: estoy suspendido con Jesús en la cruz".

El Padre amaba a Jesús con tanta fuerza, que experimentaba en su propio cuerpo una verdadera hambre y sed de Él. "Tengo tal hambre y sed antes de recibir a Jesús, que falta poco para que muera de la angustia. Y precisamente, porque no puedo estar sin unirme a Jesús, muchas veces, aun con fiebre, me veo obligado a ir a alimentarme de su cuerpo"... "El mundo, solía decir el Padre Pío, puede subsistir sin el sol, pero nunca sin la Misa".

En una ocasión se le preguntó si la Santísima Virgen María estaba presente durante la Santa Misa, a lo cual él respondió: "Sí, ella se pone a un lado, pero yo la puedo ver, qué alegría. Ella está siempre presente. ¿Como podría ser que la Madre de Jesús, presente en el Calvario al pie de la cruz, que ofreció a su Hijo como víctima por la salvación de nuestras almas, no esté presente en el calvario místico del altar?".

Mártir del Sacramento de la Misericordia

Quien participara en la celebración Eucarística del Padre Pío no podía quedar tranquilo en su pecado. Después de la Santa Misa, el Padre Pío se sentaba en el confesionario por largas horas, dándole preferencia a los hombres, pues él decía que eran los que más necesitaban de la confesión. Al ser tantos los que acudían a la confesión, fue necesario establecer un orden, y confesarse con el Padre Pío podía tomarse fácilmente tres o cuatro días de espera.

Son muchos los impresionantes testimonios y las emotivas conversiones generadas a través de las Confesiones con el Padre Pío. Severo con los curiosos, hipócritas y mentirosos, y amoroso y compasivo con los verdaderamente arrepentidos. Uno de los dones que más impresionaba a la gente era que podía leer los corazones.

Una vez se le preguntó al Padre por qué echaba a los penitentes del confesionario sin darles la absolución, a lo que él respondió: "Los echo, pero los acompaño con la oración y el sufrimiento, y regresarán". El enojo era solamente superficial. A un hermano le explicó una vez: "Hijo mío, sólo en lo exterior he asumido una forma distinta. Lo interior no se ha movido para nada. Si no lo hago así, no se convierten a Dios. Es mejor ser reprochado por un hombre en este mundo, que ser reprochado por Dios en el otro". Un ejemplo de ello sucedió un día en que el Padre se encontró con un joven que lloraba sin importarle el gentío que lo rodeaba. El Padre se le acercó y le preguntó el porqué de su llanto. El muchacho respondió que "lloraba, porque no le había dado la absolución". Padre Pío lo consoló con ternura diciendo: "Hijo, ves, la absolución no es que te la he negado para mandarte al infierno sino al Paraíso".

El apostolado de la alegría

El Padre Pío era un hombre muy duro contra todo tipo de pecado, pero tierno, jovial y amante de la vida. Era un conversador brillante, con la astucia para mantener en suspenso a sus oyentes. Le gustaban mucho los chistes, y en su repertorio, no faltaban los que se referían a los soldados, políticos y religiosos. De la boca del Padre Pío, el chiste y la anécdota no eran solo sano humorismo y simple distracción, sino también una especie de apostolado: el apostolado de la alegría y el buen humor.

Una tarde calurosa, en que paseaba, como frecuentaba hacer con sus hermanos e hijos espirituales, les contó esta anécdota: "Una vez entró de monje un joven juglar que no conseguía cantar los salmos ni rezar las oraciones con los hermanos, pero en cuanto el coro quedaba vacío, se acercaba a la estatua de la Santísima Virgen y le hacía piruetas para congraciarse con ella y con el Niño Jesús. Una vez lo vio el fraile sacristán y avisó al Abad. Este después de haberlo observado un rato, se maravilló de ver que la estatua de la Virgen tomó vida. María sonreía y el Niño Jesús aplaudía con sus manitas. Cada uno de nosotros, decía el Padre, hace de bufón en el puesto que Dios le ha asignado. El fraile más ignorante, ofrecía a la Reina del Cielo lo único que sabía hacer, y Ella lo aceptaba con gusto".

Auxilio seguro

A muchos que acudían a él para pedir su intercesión en momentos de necesidad, el Padre no faltaba en darles una mano con su oración. En una ocasión contaba un monseñor que a un campesino conocido de él, al cual le vino un fuerte y repentino dolor de muelas una noche, en su desesperación por sentirse que el Padre no había escuchado su súplica de intercesión, tomó un zapato y lo arrojó contra el cuadrito en el que estaba la foto del Padre. Pasado el tiempo y habiendo olvidado el gesto irreverente, fue a confesarse con el Padre, el cual le replicó en el confesionario: "Y todavía tienes el coraje, después del zapatazo que me distes en la cara...".

Sanación milagrosa

Una de las sanaciones más conocidas del Padre Pío fue la de una niña llamada Gema, que había nacido sin pupilas en los ojos. La abuelita de ésta la llevó a San Giovanni Rotondo con la esperanza de que el Señor obrara un milagro a través de la intercesión del Padre. El Padre la bendijo e hizo la señal de la cruz sobre sus ojos. La niña recuperó la vista, aunque el milagro no terminó allí. Gema vio desde ese momento, sin nunca tener pupilas. Ya de adulta, Gema entró en la Vida Religiosa.

El Padre y los niños

El Padre tenía también un gran amor por los niños. Cuando se le pedía la intercesión por el nacimiento de algún bebé que viniese con problemas, o por algún niño que estuviese enfermo, intercedía hasta conseguir la gracia. Un canciller a cuya esposa se le aproximaba el parto que se presentaba lleno de dificultades, fue a consultar con el Padre y a pedir sus oraciones. "Vete tranquilo, le dijo el Padre, y nada de operaciones". En el momento del parto la situación se complicó y los médicos le dijeron que si no operaban enseguida temían por la vida, tanto de la madre como del bebé. El canciller desesperado se fue al cuarto que estaba al lado donde había una fotografía del Padre Pío en la pared y delante de ella comenzó a insultarlo y a decirle palabrotas. No había terminado de desahogarse cuando escuchó el llanto de un bebé. Salió corriendo hacia el cuarto de su esposa y encontró un hermoso varoncito nacido "sin operaciones", para sorpresa de los médicos. Después de algunos días, el canciller fue a San Giovanni a confesarse y a darle las gracias al Padre, el cual le respondió: "Está bien, pero todas las palabrotas y los insultos que dijiste delante de mi fotografía, no tienes que decirlos más".

En otra ocasión, un niño de San Giovanni Rotondo que estaba gravemente enfermo y el cual se esperaba que podía morir en cualquier momento, se echó a reír y recuperó la salud de forma casi instantánea. La madre le preguntó que qué sentía y el niño le respondió: "Mamá, Padre Pío me hizo cosquillas en el pie". El Padre le había hecho cosquillas en el pie y se sanó.

Hijos espirituales

El Padre Pío tenía entre aquellos que se lo solicitaban, un grupo de hijos espirituales a quienes prometía asistir con sus oraciones y cuidados a cambio de llevar una vida fervorosa de oración, virtud y obras de caridad. Entre este grupo de devotos hay un sinnúmero de anécdotas en las que el cuidado real y oportuno del Padre se manifestó de forma extraordinaria. Entre estas anécdotas está la de un joven cuya madre lo llevaba a donde el Padre desde que este era muy pequeño y un día, saliendo del convento para tomar el autobús de regreso a casa, un coche lo atropelló por la espalda haciendolo volar por los aires. Mientras este volaba sobre el coche, viendo la imagen de la Virgencita del convento al revés, se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo. Solo logró gritar: "Virgencita mía, ayúdame". Lo llevaron de inmediato al hospital y todos los exámenes mostraban que todo estaba en orden, aunque no se explicaban de dónde provenía la sangre que había en su camisa. En cuanto este pudo salió corriendo hacia el convento para darle las gracias al Padre que estaba rezando en el coro. "No me des las gracias a mí, le respondió el Padre, dáselas a la Virgen, fue Ella". Después de mirarlo con los ojos llenos de amor y con una gran sonrisa en los labios, le dijo: "Hijo mío, no te puedo dejar solo ni un minuto...".

Llamado a la Co-redención

La vida del Padre Pío está tan llena de acontecimientos extraordinarios que es necesario buscar las causas de ellos en su vida íntima. Quien es llamado a servir en la misión redentora de Jesucristo tiene que sufrir mucho moral y físicamente. Estos sufrimientos lo purifican y encienden cada vez más del amor de Dios. En una carta escrita por el Padre en 1913 decía: "El Señor me hace ver como en un espejo, que toda mi vida será un martirio". Desde que ingresó a la vida religiosa hasta que recibió los estigmas, la vida del Padre Pío fue un vía crucis. En 1912 escribe: "Sufro, sufro mucho pero no deseo para nada que mi cruz sea aliviada, porque sufrir con Jesús es muy agradable". A una hija espiritual le dijo un día: "El sufrimiento es mi pan de cada día. Sufro cuando no sufro. Las cruces son las joyas del Esposo, y de ellas soy celoso. ¡Ay de aquel que quiera meterse entre las cruces y yo!".

Su proyecto más grande en la tierra

La tarde del 9 de enero de 1940, el Padre Pío reunió a tres de sus grandes amigos espirituales y les propuso un proyecto al cual él mismo se refirió como "su obra más grande aquí en la tierra": la fundación de un hospital que habría de llamarse "Casa Alivio del Sufrimiento". El Padre sacó una moneda de oro de su bolsillo que había recibido en una ocasión como regalo y dijo: "Esta es la primera piedra". El 5 de mayo de 1956 se inauguró el hospital con la bendición del cardenal Lercaro y un inspirado discurso del Papa Pío XII. La finalidad del hospital es curar al enfermo tanto espiritual como físicamente: la fe y la ciencia, la mística y la medicina, todos de acuerdo para auxiliar la persona entera del enfermo: cuerpo y alma.

Grupos de Oración

"Lo que le falta a la humanidad, repetía con frecuencia, es la oración". A raíz de la Segunda Guerra Mundial, el mismo Padre funda los "Grupos de Oración del Padre Pío". Los Grupos se multiplicaron por toda Italia y el mundo. A la muerte del Padre los Grupos eran 726 y contaban con 68.000 miembros, y en marzo de 1976 pasaban de 1.400 grupos con más de 150.000 miembros. "Yo invito a las almas a orar y esto ciertamente fastidia a Satanás. Siempre recomiendo a los Grupos la vida cristiana, las buenas obras y, especialmente, la obediencia a la Santa Iglesia".

Segunda prueba y persecución

La envidia humana se echó encima de la obra del Padre Pío. Desde 1959, periódicos y semanarios empezaron a publicar artículos y reportajes mezquinos y calumniosos contra la "Casa Alivio del Sufrimiento". Para quitar al Padre los donativos que le llegaban de todas partes del mundo para el sostenimiento de la Casa, sus enemigos planearon una serie de documentaciones falsas y hasta llegaron, sacrílegamente, a colocar micrófonos en su confesionario para sorprenderlo en error.

Algunas oficinas de la Curia Romana condujeron investigaciones, le quitaron la administración de la Casa Alivio del Sufrimiento y sus Grupos de Oración fueron dejados en el abandono. A los fieles se les recomendó no asistir a sus Misas ni confesarse con él.

El Padre Pío sufrió mucho a causa de esta última persecución que duró hasta su muerte, pero su fidelidad y amor intenso hacia la Santa Madre Iglesia fue firme y constante. En medio del dolor que este sufrimiento le causaba, solía decir: "Dulce es la mano de la Iglesia también cuando golpea, porque es la mano de una madre".

50 años de dolor y sangre

El viernes 20 de septiembre de 1968, el Padre Pío cumplía 50 años de haber recibido los estigmas del Señor. Fue grande la celebración en San Giovanni. El Padre Pío celebró la Misa a la hora acostumbrada. Alrededor del altar había 50 grandes macetas con rosas rojas para sus 50 años de sangre... De la misma manera milagrosa como los estigmas habían aparecido en su cuerpo 50 años antes, ahora, 50 años más tarde y unos días antes de su muerte, habían desaparecido sin dejar rastro alguno de cinco décadas de dolor y sangre, con lo cual el Señor ha confirmado su origen místico y sobrenatural.

El paso a la vida eterna

Tres días después, murmurando por largas horas "¡Jesús, María!", muere el Padre Pío, el 23 de septiembre de 1968. Los que estaban presentes quedaron largo tiempo en silencio y en oración. Después estalló un largo e irrefrenable llanto.

Los funerales del Padre Pío fueron impresionantes. Se tuvo que esperar cuatro días para que las multitudes pasaran a despedirlo. Se calcula que más de 100 mil personas participaron del entierro.

Una promesa de amor

Un día se le preguntó al Padre: "¿Jesús le mostró los lugares de sus hijos espirituales en el paraíso?". "Claro, un lugar para todos los hijos que Dios me confiará hasta el fin del mundo, si son constantes en el camino que lleva al cielo. Es la promesa que Dios hizo a este miserable". "Y en el paraíso, ¿estaremos cerca de usted?". "Ah tontita, ¿y qué paraíso sería para mí si no tuviera cerca de mí a todos mis hijos?". "Pero yo le tengo miedo a la muerte". "El amor excluye el temor. La llamamos muerte, pero en realidad es el inicio de la verdadera vida. Y luego, si yo les asisto durante la vida, ¡cuánto más los ayudaré en la batalla decisiva!".

Proceso de la Causa del Padre Pío

Muchas han sido las sanaciones y conversiones concedidas por la intercesión del Padre Pío e innumerables milagros han sido reportados a la Santa Sede.

Los preliminares de su Causa se iniciaron en noviembre de 1969. El 18 de diciembre de 1997, Su Santidad Juan Pablo II lo pronunció venerable. Este paso, aunque no tan ceremonioso como la beatificación, es ciertamente la parte más importante del proceso. El venerable Padre Pío fue beatificado el 2 de mayo de 1999. Tan grande fue la multitud en la Misa de beatificación, que desbordaron la Plaza de San Pedro y toda la Avenida de la Conciliación hasta el río Tiber sin ser estos lugares suficiente. Millones además lo contemplaron por la televisión en el mundo entero.

Un gran Santo para la Iglesia de hoy

El día 16 de junio del 2002, su Santidad Juan Pablo II canonizó al Beato Padre Pío. Es el primer sacerdote canonizado que ha recibido los estigmas de nuestro Señor Jesucristo

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